. Si fuera una palabra: Leoropleuredon :)
. Si fuera un número: 8
. Si fuera una bebida o alcohol: Champaña
. Si fuera algo de la casa: Una ventana
. Si fuera una zona del cuerpo: Ojos
. Si fuera flor: Rosa blanca
. Si fuera un dibujo animado: Butters
. Si fuera una película: Big Fish
. Si fuera un animal: Gato
. Si fuera una fruta: Kiwi
. Si fuera un recuerdo: Una noche estrellada
. Si fuera un insecto: Coquito
. Si fuera un color: Blanco (oh wait... ya lo soy)
. Si fuera un sentido: Tacto
. Si fuera una fecha: 1 de enero
. Si fuera un juego infantil: "Zapatico cochinito"
. Si fuera un planeta: Saturno
. Si fuera un regalo: Un libro
. Si fuera algo del baño: Cortina de la ducha
. Si fuera un instrumento musical: Guitarra acústica
. Si fuera una comida: Sushi
. Si fuera un día de la semana: Viernes
. Si fuera un país: Francia
. Si fuera una frase: "De acuerdo"
. Si fuera una canción: "Warning Sign" - Coldplay
. Si fuera una virtud: Respeto
. Si fuera un mes: Agosto
. Si fuera una asignatura: Historia del Arte
. Si fuera un deporte: Esgrima
. Si fuera una edad: 19
. Si fuera un invento: La cámara fotográfica
. Si fuera una carrera universitaria: Arquitectura
. Si fuera un defecto: Orgullo
. Si fuera un cantante: Alanis Morissette
. Si fuera una persona: ... ¿Y ahorita qué soy?
. Si fuera una serie: Daria
. Si fuera un lugar: Un jardín
. Si fuera un elemento natural: Aire
. Si fuera una estación: Otoño
. Si fuera un dulce: Pie de limón
. Si fuera un nombre: Laura (De verdad, me gusta)
. Si fuera el coro de una cancion: "To the moon and back" - Savage Garden
. Si fuera un idioma: Francés
. Si fuera una prenda: Bufanda
. Si fuera una marca: CH (Carolina "Jerruerua")
. Si fuera un animal marino: Delfín... y la gente debería golpearme por ser tan feliz.
. Si fuera un desastre natural: Huracán
. Si fuera un deseo: Desearía que a las 11:11 todo el mundo comiera ponqué.
. Si fuera una gran amistad: Mónica y Rachel (Friends)
22 de octubre de 2011
19 de octubre de 2011
Quien te quiere no usa comillas
Es lamentable como el decir "te quiero" se ha vuelto un lugar común, una forma ligeramente lejana de demostrarle a alguien que lo aprecias sin comprometerte en algo más profundo, ni involucrarte, ni exponerte demasiado (¡Dios no lo quiera!)
Con que jodida facilidad la gente dice "te quiero" sin siquiera detenerse un segundo a evaluar si realmente lo siente.
Señores, es más cruel "querer" sin sentirlo, que sentirlo y no decirlo.
Querer (sin comillas) es una cuestión que no se puede fingir. Se demuestra, se siente y se vuelve casi tangible.
Quien te quiere no se cuestiona si el tiempo que pasa contigo lo pudo haber invertido mejor en otra cosa.
Quien te quiere sabe lo que vales sin necesidad de que tú o alguien más se lo diga.
Quien te quiere procura tu bienestar antes que el propio, aunque sea en cosas triviales como darte su sweater para que no te dé frío.
Quien te quiere hace planes contigo, no sólo te notifica lo que quiere hacer.
Quien te quiere no separa el tiempo "con los panas" del tiempo contigo, hace todo lo posible porque ambos tiempos puedan convivir.
Quien te quiere no ve el serte fiel como un sacrificio de su libertad, lo hace naturalmente porque no siente necesidad de estar con alguien más.
Quien te quiere te ve como meta, no como una opción.
Quien te quiere te alienta a superarte reconociendo tus virtudes, ofreciéndote ayuda, no señalándote tus errores.
Quien te quiere te respeta y se asegura de que todos lo hagan.
Quien te quiere te hace sentir que, sin importar lo que sea, siempre se puede hablar.
En este momento es donde quiero que el lector se pregunte: ¿A ti te quieren? ¿De verdad quieres a esa persona? Si la respuesta es no, termine con esa relación.
Querer nunca debería llevar comillas, es algo tan simple y absoluto como el color blanco o el negro. No se puede querer a medias, no se puede querer a ratos y nunca se debería querer de mentira.
Eso es todo lo que tengo que decir por ahora. ¡Bienvenida a casa, Laura amargada!
14 de agosto de 2011
¡Niña, pero tú no has vivido!
¿Quién puede verdaderamente juzgar a otra persona basándose en sus vivencias -no en sus acciones- y decidir si alguien ha o no "vivido"?
Tengo 23 años y nunca me había parado a pensar, hasta hoy, en las cosas de la vida que me saltado.
Supongamos que hay una edad más o menos delimitada para adquirir ciertas destrezas, experimentar ciertas sensaciones y conocer cosas nuevas. Si creemos que eso es así y que para "haber vivido" hay que ir avanzando en el tablero y superando las pruebas -¡Sí, yo también vi "El Juego de la Oca"- en el momento justo y exacto; pues que me metan en la paila porque yo me he saltado BASTANTES casillas del juego.
Esta inquietud empezó inocentemente, un día normal en el trabajo, hablando sobre viajes y paraderos exóticos. Todo iba bien hasta que se me ocurrió confesar que nunca me había bañado en un río y mi jefa exclamó con bastante asombro: "¡Niña, pero tú no has vivido!"
Ahora, me puse a pensar en todas las cosas que ha hecho la gente de mi edad "que ha vivido" y creé una pequeña lista que contiene todos los ítems de mi vida a los que les falta una marquita de "hecho" y aquí les dejo la versión editada, para que, como mi jefa, se asombren también.
- Nunca me he bañado en un río
- Nunca he montado bicicleta
- Nunca entré a un local con una cédula falsa
- Nunca tuve un "romance colegial" ni nunca un niño me esperó a la salida del colegio
- Nunca he comido guanábana
- Nunca he manejado un carro por la autopista (no tengo licencia)
- Nunca he pasado UNA noche en un hotel (o motel, si a esas vamos) and I'm proud
- Nunca le he dicho "Te amo" a la persona con la que estoy (ni me lo han dicho, no es que soy Charlie Harper)
- Nunca he hecho una torta
- Nunca he sacado a bailar a un hombre
There you go, que el juicio comience.
4 de agosto de 2011
Sin el "qué", ni el "cuándo", ni el "cómo"
No sé si ya estoy muy vieja para seguir con esto, pero un año después de haber salido de la universidad sigo viviendo la incertidumbre del fin de mi escolaridad.
No es natural que vivas toda tu vida planeada en años y semestres, y que de un plumazo estés solo en el mundo. (Sí, sí, soy dramática)
En el colegio no te enseñan a lidiar con profesores intransigentes y en la universidad no te enseñan a conseguir un trabajo. ¿No les parece una falla en el sistema?
Durante mi vida universitaria, trabajé casi 4 de mis 5 años en la UCAB, en mi último año de carrera comencé a trabajar en radio. En ese momento pensaba: "Nada, Laura. ¡A ti no hay quien te pare!"... Hoy, dos años después de ese momento en mi cabeza alguien grita: "WRONG!"
No es que no ame mi carrera y no disfrute cada minuto en la emisora... ¿Pero esto es todo lo que el "mundo real" tenía para mí?
Sí, sé que las oportunidades no caen del cielo y sé que el primer paso es buscar una meta e ir labrando el camino hacia ella, y ahí es donde comienza mi siguiente traba mental: ¡No sé qué quiero hacer con mi vida!
Ingenuamente pensé que al salir de la universidad todo se iría revelando ante mí, las oportunidades se irían mostrando y yo solo tendría que ir escalando peldaños. De nuevo: WRONG!
¿Cómo hace la gente exitosa? ¿Están claros desde que nacen en que son buenos para X o Y, o se hacen buenos en lo que casualmente están? En ese sentido, ¿Qué debo hacer yo ahora?
Tengo la cabeza revuelta de preguntas, siento que cada día que pasa es un día que pierdo y siento la creciente presión del tiempo en mi espalda. ¿Si no empiezo a averiguar para qué sirvo ahora, cuándo lo haré? y ¿Cómo averiguarlo si no sé por dónde empezar?
Me siento tan tonta teniendo estas crisis vocacionales a estas alturas de mi vida, pero es que siempre he odiado no tener respuestas ni resultados (Casi tanto como a la gente que me responde: "Bueno, pero tienes que pensar qué quieres hacer". ¡Idiota! Si supiera lo que quiero ya estaría buscando como lograrlo)
HELP!
2 de agosto de 2011
Dime por qué peleas y te diré quien eres
PELEA DE UNA PAREJA GRINGA (Los precursores de la relación "abierta")
Él: ... Pero habíamos quedado en que no necesitábamos ponerle una etiqueta a lo nuestro.
Ella: ¿Quieres decir que como no hay un anillo en tu dedo, eres libre de acostarte con quien tú quieras?
Él: No, pero si habíamos decidido que no íbamos a ser "exclusivos"
Ella: Yo sé, pero quiero que me respetes.
Él: ¿Cómo quieres que te respete?
Ella: Al menos ten la decencia de ocultar a las otras mujeres.
Él: ¿Eso te haría sentir mejor?
Ella: Sí.
Él: Está bien ¿Prometes tener la misma decencia conmigo?
Ella: Siempre la tengo.
Él: Perfecto. ¿Vamos a mi apartamento?
* SEXO *
Fin de la pelea
PELEA DE UNA PAREJA EUROPEA (La guerra de los argumentos)
Ella: Habíamos decidido que mi dinero era mío y el que tú ganaras era el tuyo.
Él: Pero tengo aquí el recibo de un par de zapatos que pagaste con mi tarjeta de crédito.
Ella: Y aquí yo tengo la constancia de que aboné ese dinero en tu cuenta bancaria hace 3 días.
Él: ¿Sabías que usar una tarjeta de crédito ajena puede ser considerado un delito federal?
Ella: ¿Sabías que luego de años de vivir juntos nuestra relación puede considerarse legalmente un concubinato y esa acusación perdería validez?
Él: Perdería validez si hubiésemos firmado un acuerdo de bienes mancomunados.
Ella: Sigue sin ser un delito cuando demuestre que el dinero fue abonado de vuelta y que tú sigues teniendo posesión de la tarjeta de crédito en cuestión.
Él: Déjame chequear un momento que tus afirmaciones son verdaderas.
*10 minutos después de chequear los movimientos de su cuenta en línea*
Él: Tienes razón, el dinero sí fue abonado en mi cuenta.
Ella: ¿Damos por acabada esta disputa?
Él: Está bien, ¿Ya es hora del té?
*SEXO*
Fin de la pelea
PELEA DE UNA PAREJA LATINA (Hijos de las telenovelas)
Él: ¡Siempre supe que tus padres no aprobaban lo nuestro!
Ella: Pero, amor, es mi vida y yo decido que hacer con ella... ¡Yo quiero estar contigo!
Él: ¿Qué haremos? Dime qué hacer y yo lo hago. ¡Yo lo doy todo por ti!
Ella: ¡Escapemos!
*Mensaje de texto*
Él: ¿Qué tienes?
Ella: María Victoria me acaba de escribir que te vio besando a Fernanda... ¿CÓMO PUDISTE LUIS DANIEL?
Él: Es que... No... Fue un error, no sabía lo que hacía... Estaba tomado...
Ella: ¡Yo pensé que me amabas y todo era mentira!
Él: ¡Sí, te amo! ¡Fue un error!
Ella: Y yo que pensaba dejarlo todo por ti...
Él: ¿Estás dispuesta a olvidar todos los momentos hermosos que hemos vivido por un chisme?
Ella:... No lo sé
Él: ¡Anda, mi amor! Olvidemos todo... Volvamos a empezar.
Ella: Está bien... Lo haré porque te amo y creo en un futuro hermoso juntos.
Él: ¡TE AMO!
*SEXO*
Fin de la pelea
PELEA DE UNA PAREJA VENEZOLANA ("Una vaina loca")
Él: ¡Coño te dije que no!
Ella: ¡Anda a gritarle a tu abuela!
Él: ¡Yo grito cuando me dé la gana!
Ella: ¡Eres un imbécil!
Él: ¡Tú eres una ladilla!
Ella: ¡JÓDETE!
Él: ¡MÁMALO!
Ella: ¡PAJÚO!
Él: ¡CUAIMA DE MIERDA!
Ella: ¡GÜEVÓN!
*Unas horas después*
Él: Hola.
Ella: Hola.
*SEXO*
Fin de la pelea
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia y ninguna ofensa de naturaleza racista fue intencionada (no tanto)
28 de julio de 2011
Say "goodbye" to our little friend
"You fuck with me, you fuck with the best!"
- Tony Montana (Al Pacino en Scarface)
Yo confieso (sin #) que en mis momentos más oscuros recurro al mejor remedio para el despecho, el guayabo, los problemas familiares y la depresión en cualquiera de sus formas: la violencia cinematográfica.
Muchos sienten miedo de admitirlo, pero todos disfrutamos de la violencia injustificada -mientras sea ficción- porque satisface nuestro pequeño morbo.
Solemos decir que la violencia que vivimos en la vida delante de la pantalla es culpa de lo que ocurre detrás de ella. Estoy en total desacuerdo.
Al menos en nuestro país, la violencia en el cine no es la culpable de la cantidad de muertos que tenemos el fin de semana, los causantes de eso son la necesidad, la ausencia de las autoridades, la promoción del odio en el mensaje político y la estupidez infinita de no tener un control de armamento. No continuaré porque hablar de política no es lo mío.
Siguiendo por la línea de que la violencia en el cine y la televisión no son más que entretenimiento, no considero que la censura sea la solución. Pienso que es amarrarle un grillete al avance y un retroceso innecesario en un mundo en el que se apuesta por la globalización.
Desde que supe la noticia de que "por razones de censura", el film Transformers 3 no se iba a estrenar en nuestro país, he empezado a temer (más) que esta situación no tenga reparo. Ahora, con el comunicado que emitió Paramount Pictures de que no va a incluir a Venezuela en la distribución de sus películas, estoy segura de que no hay forma de reparar el daño hecho.
Estamos emulando tiempos coloniales en los que los libros eran considerados mercancía de contrabando y quienes tenían acceso a ellos igual tenían que callarse.
¿Por qué se le tiene tanto miedo al pensamiento libre? ¿Llegaremos a un punto en el que confiscarán nuestros DVD players y las películas llegarán adentro de trozos de pan?
¡ESTO ES RIDÍCULO!
Yo no quiero vivir en un país donde Youtube me diga que hay cada vez más videos no disponibles para mi país (Esto no es Marte), donde me censuren las noticias, donde sólo me permitan ir al cine a ver películas de héroes históricos adaptados a las interpretaciones del gobierno de turno, donde el vendedor pirata sea el único dueño y señor de la cinematografía de vanguardia.
Me da dolor pensar que aquí podrían nunca llegar las nuevas grandes obras del cine, que bien podríamos no volver a disfrutar de un Star Wars, de un Scarface, de un Titanic y, sin ir muy lejos, de un Avatar.
Nos podríamos quedar en la oscuridad, nunca más veríamos lo novedoso del cine, no nos volveríamos a sorprender con el sonido, la imagen y la magia del mundo que se nos pinta en la pantalla.
Ahora, si me preguntan a mí, el no tener cómo drenar ese "morbito" que mencioné antes puede ser de lo más peligroso. Ten a un tigre libre y sólo matará para comer, pero tenlo encadenado y lo convertirás en un animal peligroso. ¿Eso no podría pasar si se nos niegan nuestras 2 horitas de outlet?
¡Ya está bueno, Venezuela! Tus malandros no me dejan salir de noche, el costo de esta vida no me deja tener un carro (ni mudarme a un sitio dónde pueda conseguir un novio que tenga) no me quites lo único que me apasiona y disfruto hacer.
¡CON MI CINE NO SE METE NADIE, MOTHERFUCKERS!
26 de julio de 2011
Ego boost de mí para mí.
- Puedo bailar prácticamente cualquier ritmo musical (bastante bien)
- Puedo beber a la par de muchos hombres mientras mantengo una conversación interesante.
- Soy mucho menos frívola que el 80% de las mujeres que conozco.
- Me gustan Star Wars, las películas de guerra y de artes marciales.
- Sé de fútbol (no sólo nombres y equipos, sino reglas e historia)
- Soy bastante graciosa (difícil de creer en momentos como este, pero es cierto)
- Sé reírme de mí misma.
- Puedo hablar inglés perfecto y lo aprendí yo sola.
- Si me lo propusiera, pudiera aprender francés con igual facilidad.
- De 10 discusiones, gano al menos 8.
- Tengo el pelo bonito.
- Tengo manos de pianista.
- Escribo muy bien.
- También dibujo.
- Tengo buen sentido del humor.
- Tengo lindos ojos.
- Soy más alta que el promedio, pero no tan alta para intimidar a nadie.
- Soy bastante independiente.
- Sé guardar secretos y soy muy sincera.
- Sé bastante de cine.
- Me expreso muy bien al hablar y al escribir.
- Soy reservada, pero cariñosa.
- Reconozco mis defectos y los arreglo.
- Sé hacer nudos de corbata.
- Tengo lindas piernas.
- Me gusta leer.
- Soy muy comprensiva.
... Y aún así estoy aquí a las 8pm preguntándome qué pude haber hecho para que no quiera saber de mí en todo el día.
La carta que nunca se escribió
Empecé a escribir este micro cuento de "ficción" el 28 de octubre de 2010, hoy lo rescaté de mis borradores y lo terminé. La mejor forma de terminar una historia es poniéndole un punto final.
La noche anterior le había dado muchas vueltas al asunto, había revivido cada momento junto a él, había llorado y había tomado una decisión. Era hora de ponerle punto final al asunto.
Una hoja en blanco le devolvía la mirada ¿por qué no le escribió un e-mail y ya? ¿por qué siempre tenía que ser tan "enchapada a la antigua"? "No" -se dijo- "Tiene que ser una carta".
No sabía por donde empezar, era tanto lo que tenía que decir y sacarse de adentro, que no lograba ordenar las palabras en su mente. Se repetía que no sentía miedo, que no sentía dolor, pero ¡vaya que lo sentía! Sabía que una vez que las palabras abandonaran su pluma y se plasmaran en el papel, no habría vuelta atrás, la relación se acabaría para siempre. No lograba aceptar que era lo mejor para ella.
"¿Cómo hacer lo correcto puede sentirse tan mal?" se preguntaba una y otra vez, a la espera de encontrar una respuesta que implicara dejar atrás esta idea de escribirle todo lo que sentía, de ponerse en evidencia ante él una vez más.
Estuvo contemplando el vacío un rato, aún sentada frente a su escritorio, y sin querer, las últimas palabras que le escuchó llegaron a su mente con vívida resonancia. Aquellas palabras que, sin previo aviso y sin anestesia, destruyeron lo que él fue una vez para ella. Las palabras que le revelaron un engaño.
"Sí, era ella. No quería que te enteraras así. Mi intención nunca fue herirte." Eso había dicho él con la voz ronca y quebrada. Quizás más por la vergüenza de haber sido descubierto que por la certeza de que le estaba haciendo daño.
Ahora las jodidas lágrimas le inundaban los ojos, la hacían sentirse otra vez como una tonta, engañada, débil... ¡Cómo odiaba sentirse débil!
Se secó las lágrimas con determinación. "Nadie merece mi llanto" se dijo. Tomó una bocanada de aire, como quien está a punto de lanzarse al agua, y comenzó a escribir.
Éstas serán las últimas palabras que te dedique, no por rencor, sino porque de verdad deseo olvidar que esto pasó y la única forma que conozco de olvidar algo es borrarlo. Eso es lo que haré contigo, con nosotros (si es que alguna vez existió un "nosotros")
Confieso que no sé por dónde empezar, todavía veo todo lo que está pasando con incredulidad. Siempre creí que esto le pasaba a las mujeres controladoras, a las egoístas que solo quieren ser el centro de atención, a las que no les importa el bienestar del otro. Me equivoqué. A mí, que siempre procuré tu felicidad me pasó igual. Me volví noticia vieja, dejé de ser "interesante". Porque ahora que lo pienso, creo que eso fue lo único que te atrajo de mí. ¡Qué tristeza!
No me malinterpretes, es perfectamente válido, los niños lo hacen todo el tiempo. Dale a un niño un juguete nuevo y por un momento creerá que es lo mejor que ha tenido, que nunca se cansará de él... hasta que vea otro, que no tiene que ser mejor, pero lo deslumbrará por el sólo hecho de estar metido en una cajita y serle desconocido.
Aunque es una justificación infantil, es la justificación que te doy.
Sin embargo, no te perdono. No te perdono que me ilusionaras, no te perdono que me mintieras ni te perdono que me desecharas.
Hay tanto que te queda por aprender y por madurar. Algún día te darás cuenta de que la gente no es sustituible ni eterna. Quienes están hoy a tu lado, no estarán ahí por siempre. Aprovecha, valora y agradece que la vida te pone a estas personas en tu camino, y no las dejes ir... otra vez.
No me voy a llenar la boca diciendo que fui lo mejor que te ha pasado, pero diré con toda seguridad que conmigo lo tenías todo. Es una lástima que no hayas sabido verlo y que ahora lo tengas que dar por perdido.
Aquí es donde la gente suele decir que recordará los lindos momentos sin rencor, pero ambos sabemos que no lo haré y tú tampoco. Lo único que te puedo prometer es no recordarte, y ya eso es pedirme bastante.
Sólo espero, que nunca tengas que arrepentirte de tus decisiones.
Firmó la carta con una letra temblorosa, sentía que estaba firmando un acta de defunción. Este era el fin. Sentía un hoyo en el estómago, quería gritar, quería romper el papel y volver atrás el tiempo... Pero se prometió que lo haría -terminar- y ella nunca rompía una promesa.
Dobló la carta con cuidado, la dejó sobre la mesa, derramó algunas lágrimas, pero esta vez las permitió correr. "Esta será la última vez", se repitió mientras se rendía a esa momentánea debilidad, lloró y se durmió. Mañana será otro día, mañana este final será el comienzo de algo nuevo, el comienzo del camino hacia lo que tanto anhelaba: su tranquilidad.
24 de julio de 2011
Goosfraba
- No quiero tener vacaciones, aborrezco el tiempo libre que paso conmigo misma cuando tengo tan altos niveles de ansiedad.
- Estoy atravesando -como si me faltaran cosas en qué pensar- una crisis vocacional. Amo lo que estudié, pero ¿Podré vivir de esto? ¿Tengo lo que se necesita?
- Quiero bailar. Cada centímetro de mi cuerpo extraña sudar y bailar en un escenario.
- Nunca en mi vida había tenido que tomar tantos medicamentos.
- Me comparo demasiado con gente de mi edad que ya ha logrado cumplir sus metas.
- He pasado las últimas dos semanas midiendo mi tiempo y buscando maneras de matarlo.
- Pensar es malo.
- Quiero tatuarme más.
- ¡Eres una perra!
- Estoy segura de que si me corriera veneno por las venas, se sentiría mejor que este (disculpen mi francés) arrecherón que cargo.
- Extrañar a mi mejor amiga ya se me está yendo de las manos.
- Nunca había tenido tantas ganas de dejar todo, agarrar un par de maletas e irme.
- Me siento estancada laboral y académicamente.
- Las mujeres no son los seres más confiables de esta Tierra.
- Solía pensar que yo estaba demasiado por encima de caerme a golpes con alguien. Hoy pienso diferente.
- El alcohol no es la respuesta. A menos que se trate de valeriana, mi nueva compañera inseparable.
- "Un verdadero hombre no juega con los sentimientos de una mujer, ni la deja por una zorra" Lo leí en un tweet por ahí. Me pareció very accurate.
- Las cosas que me gustaban y me distraían ya no me hacen ni coquito (curiosamente, me pasa algo parecido con ciertos hombres)
- Ver a Angelina ya Brad cargar con 6 muchachos por la vida, me hace no querer reproducirme jamás.
- Los hombres venezolanos son FEOS, pero convenientemente, las mujeres aquí tenemos muy mal gusto.
- De nuevo, perra. (decirlo una vez no es suficiente)
- Quiero una mascota, necesito algo que pueda abrazar, querer y no me joda la paz.
23 de julio de 2011
Por un mundo bien escrito
No tengo ningún delirio de grandeza y sé que mi blog está lejos de ser uno de los más leídos y mejor redactados de la red. Sin embargo, me considero una mujer con suficiente criterio y conocimiento para escribir este post.
Uno de los más terribles males que aquejan a nuestra generación -y mucho más a la de nuestros padres, pero con ellos no es tan evidente- es la mala escritura.
Es inútil echarle la culpa a las circunstancias, que si es el reggaeton, que es culpa de Twilight... No importa, el mal ya está hecho. Jóvenes en todo el país mancillan diariamente nuestro hermoso lenguaje y hacen que Simón Rodríguez y Andrés Bello hagan piruetas en sus tumbas.
Es por esto, que me doy la licencia de escribir este post, porque me preocupa genuinamente que al hablar y al escribir se cometan errores atroces, que la gente sea incapaz de detectarlos y que estos errores se contagien como una plaga ortográfica.
Dígamos que esto es un servicio público.
1. Los verbos en segunda persona y en pasado no llevan S. No se dice: ComisteS, llamasteS, llegasteS, vinisteS... Sí se dice: Comiste, llamaste, llegaste, viniste...
2. "Ay" es una interjección que puede expresar, dolor o sorpresa. "Hay" es la conjugación en presente del verbo "haber". "Ahí" es un adverbio de lugar que puede sustituir a "allí".
3. La palabra "retraso" no lleva Z.
4. Se dice "al final" cuando se va a hablar de la parte final de una situación que transcurre. Sólo se usa "la final" cuando se refiere al último encuentro de un evento deportivo, concurso o competición.
5. Los puntos suspensivos son sólo 3 (...) no 4 ni 5, ni 10.
6. Si se inventaron los signos de puntuación es para usarlos. No es lo mismo "No estaba bueno" a "No, estaba bueno" Una coma puede evitar malentendidos, sentimientos heridos y amigos perdidos.
7. "Feliz" no lleva tilde... ¡Nunca!
8. "Revelar"= mostrar, descubrir. "Rebelar"= iniciar o causar la rebelión, convertirse en rebelde.
9. El verbo "haber" puede ser un verbo auxiliar. Se dice: He dicho, ha hablado. No se dice: eh dicho, a hablado.
10. Existen los superlativos: mejor, peor, hermosísimo, feísimo. Estos adjetivos no admiten el uso de "demasiado" ni "más". Si dices "demasiado hermosísimo" o "lo más peor", eres "demasiado imbecilísimo".
16 de julio de 2011
De confesiones y situaciones...
No le termino de agarrar el gusto a las confesiones, son como como una noche de tragos: te hacen sentir livianita unas horas, pero al día siguiente te hacen arrepentirte de todo. Así son las confesiones para mí.
Contrario a lo que se pensaría de la dueña de un blog, no soy -nunca he sido- una persona abierta, le huyo a las confrontaciones con tanta dedicación que ni siquiera me gusta hablar por teléfono, mi voz siempre me delata.
Temo que este post termine siendo "uno de esos" -con todo el tono peyorativo que se le pueda otorgar a esa expresión-.
Quizás por esa misma falta de "apertura" es que tiendo a caer en estos momentos de, llamémoslo "saturación emocional". Laura aguanta, Laura es paciente, Laura no pelea. ¿Pero cuánto puede aguantar Laura? La respuesta varía, lo que no varía es que inevitablemente siempre llego a este momento infame.
Quiero gritar, llorar, renunciar, correr, retroceder, esconderme... Todo excepto estar en mi pellejo.
Hoy no me soporto.
Hoy es uno de esos días en los que la ansiedad se aloja en mi estómago. Me hace cuestionarme todas y cada una de mis decisiones, casi hasta la histeria.
¿Por qué me metí en esto? ¿Por qué le creo? ¿Por qué me duele? ¿Por qué es así? ¿Por qué sucumbo? ¿Por qué me aguanto? ¿Por qué lo espero?...
Hoy me detesto porque soy una contradicción. Me entrego al vicio, lo padezco, lo aborrezco y me encanta.
Una parte de mí se ocupa en argumentar en contra de la otra, en arruinar su frágil felicidad con hechos tan contundentes como filosos, que la desollan hasta dejarla expuesta y en carne viva. ¡Mi pobre ilusión de felicidad!
En días como hoy deseo vivir en un cuaderno de matemáticas, que todo sea cuadriculado, cuantificable, con márgenes bien claros y que tenga una solución absoluta. Pero la jodida vida no admite "absolutos".
Odio no saber qué va a pasar, odio no saber qué hacer, pero lo que más odio es saber lo que debo hacer y tener miedo de hacerlo.
Me odio a mí, me odio por lo que hago. Lo odio a él, por no dejarme dejarlo y por enfrentarme a mí misma, a mis descuidos, a mi ingenuidad, a mi exceso de confianza y a mi maldita buena naturaleza.
Lo odio, odio sentirme así, me odio por permitirlo y odio este post.
Confesión y descarga concluída. Espero que esto le pueda servir a alguien más que a mí.
...
Ah sí, hoy me convertí en una locutora certificada de la República, this is me celebrating: ...
25 de junio de 2011
La Cadena
Es posible que esté perdiendo un poco la capacidad de producir mis propios contenidos. También es posible que no esté conforme con nada que salga de mi pluma (teclado, pues). Pero considero que si ya hay hombres y mujeres brillantes que han logrado captar la magia de un sentimiento o de una vivencia con hermosas palabras, es válido darles un uso.
Hoy me identifiqué terriblemente con este poema y aquí lo dejo, para su deleite y para el mío.
Recomendación: Léalo solo, en voz alta y saboree cada palabra.
No hablaban sino para desearse en un grito,
no andaban sino para acercarse y caer,
no tocaban sino la piel de cada uno,
no mordían sino sus mutuas bocas,
no miraban sino sus propios ojos,
no quemaban carbón sino sus venas,
y mientras tanto el reino despiadado temblaba,
crecía la crueldad del viento patagónico,
rodaban las manzanas crueles del ventisquero.
No había nada para los amantes.
Estaban presos de su paroxismo
y estaban presos en su propio Edén.
De cada paso hacia la soledad
habían regresado con cadenas.
Todos los frutos eran prohibidos
y ellos lo habían devorado todo,
hasta las flores de su propia sangre.
- Pablo Neruda
30 de mayo de 2011
Estuve contigo
Escuché tu nombre y creí que te veía.
Leí algo que escribiste y creí que había hablado contigo.
Sentí el olor de tu colonia y pensé que caminabas a mi lado.
Vi una foto llena de sonrisas y quise creer que sonreía para ti.
Me arreglé el pelo porque pensé que te vería.
Me tropecé con tu mirada y pensé que era conmigo.
Sentí ansiedad, sentí frío, sentí miedo y supe que todo eso lo causabas tú.
Todo para darme cuenta de que no estuviste allí, pero yo estuve contigo.
26 de mayo de 2011
Sal con una chica que no lee
Una lecturita que llegó a mí gracias a mi querida Jean Mary. La leí y se me erizó la piel, tenía que compartirla.
"Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.
Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.
Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.
Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.
Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.
Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo continuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.
Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.
No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio."
Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.
Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.
Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.
Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.
Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo continuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.
Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.
No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio."
24 de abril de 2011
En una madrugada de abril
Títulos alternativos de este post: "Cuando quiero llorar, me arrecho"; "Pensamientos inconexos en una madrugada pesimista"; "Saturday Night Cry"
- Siempre he pensado que devolver el mal que te hacen es continuar un ciclo de cochinadas que este mundo definitivamente no necesita. Resultado: soy una pendeja que sufre más que Luz Clarita en la casa-hogar.
- Estoy olvidando todo con demasiada facilidad. ¡Hola, Alzheimer juvenil!
- Podría usar un vocabulario mucho más elaborado para escribir esto, pero no me da la gana.
- Si vuelvo a escuchar que soy lo máximo, empezaré a considerar que el mundo entero es "lo mínimo" porque aquí nadie me entiende.
- La gente no cambia.
- Siempre serás querido y alabado en la medida en que necesiten de ti.
- El que no arriesga, no gana. El que arriesga tampoco.
- Es mejor un amor platónico que uno imposible. Y sí, sí hay diferencia.
- Si tengo que escoger entre dos errores, prefiero escoger el que no he cometido antes.
- Si la negación fuera un territorio, ya hubiese abierto un resort allí.
- Cuando te repites diariamente que algo -o alguien- no te importa, puedes hacer que TODO te deje de importar. Es un efecto indetenible.
- Lo que la desconfianza separa, nada lo vuelve a unir.
- La mejor y más efectiva forma de olvidar tus problemas es ocuparte en los de los demás.
- Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. A menos que tu vida sea como un ascensor averiado.
- El drama atrae más drama.
- Estar sola es igual de horrible que estar mal acompañada.
- Caracas no está en temporada de sequía un coño, la que está en sequía soy yo.
- La primera vez que te hacen daño, es culpa del otro. Cuando dejas que te lo vuelvan a hacer, es culpa tuya y a ti no te puedes retirar la palabra ni borrar del Blackberry Messenger.
- Lo que vale la pena tener en la vida es difícil de alcanzar. Por eso es que aquí nadie tiene nada.
- Las relaciones humanas eran más fáciles antes de las redes sociales. No en vano dicen que ignorance is bliss.
- La fina línea que divide el perdón del olvido realmente no existe.
- Detesto este post.
1 de abril de 2011
No sé si es amor, pero lo parece...
No suelo caer en estas cursilerías y, francamente, no creo en el amor como lo pintan. Pero hay dos hechos específicos que han logrado tambalear mis convicciones.
El primero es la no-historia de "los viejitos de Altamira", la llamo no-historia porque no sé realmente nada sobre ellos, pero con verlos no puedo evitar que mi imaginación vuele.
"Los viejitos de Altamira" son dos señores que, religiosamente, están en la Plaza Altamira esperando el Metrobús a las 9 de la mañana todos los días, puntuales como un reloj suizo. El señor siempre va vestido igual: de marrón y con un bolso gris medio raído al hombro. Él siempre espera a que su mujer -una señora bajita y rechonchita con cara de dulzura- se monte en el autobús y se vaya.
El señor, increíblemente no se mueve del sitio hasta que el Metrobús se pierde de vista -lo sé, porque después de notar este comportamiento, los veo con mucho más detalle- y ella, desde su asiento, no deja de verlo y de despedirse con la mano hasta que la plaza se pierde de vista en una esquina.
Mientras más los veía, más me sorprendían ¿Es posible que después de una vida entera juntos, haya personas que aún sienten tanto cariño uno por el otro? ¿Es posible que haya un cariño tan fuerte, como el que hace sentir a ese señor la necesidad de compartir hasta el último instante posible con su viejita?
No sé si sea amor, pero parece.
Por otro lado, hoy tuve la oportunidad de estar frente a frente con un ejemplo de que para algunos sí aplica lo que predicaban los Beatles: "All you need is love".
Hoy compartí un rato con la familia que viaja en El Bicho Latino: Matu, Shanti y su hijita, Zaina. Debo admitir que la buena vibra que irradia esta pareja de viajeros es impactante y cuando te cuentan su historia, se vuelve casi abrumadora.
Es como estar frente a una novela de carne y hueso, de esas en las que el galán dice: "Dejémoslo todo y huyamos".
Matu es argentino, fotógrafo y exitoso diseñador gráfico, amante del sol y la playa. En una de sus escapadas al mar, conoce a Shanti, una belga que se dedica a la fotografía de moda por profesión y a retratar imágenes de la naturaleza por pasión. Como era de esperarse, Matu y Shanti se juntan.
La parte más admirable de la historia es la que viene. Luego de estar juntos un tiempo, deciden dejarlo todo atrás -casa, familia, trabajo- para lanzarse a la aventura de viajar por el mundo. Sin más que unos pocos ahorros y un autobús bautizado como "El Bicho Latino", Matu y Shanti comienzan su aventura por América. Así fue como, hace 5 años atrás, salieron de la Patagonia a viajar por el continente.
Unos años después, en la selva de Ecuador, nace Zaina, la nena más dulce que se podrán encontrar -tomen en cuenta que yo soy el ser menos maternal del mundo, pero admito que estaba derretida con la muñequita- quien, junto a la perra Marta que fue adoptada después en Colombia, pasa a ser parte de esta "familia rodante", corta en dinero, pero rica en afecto.
Al sol de hoy, El Bicho Latino está parado -y averiado- en La Floresta (Caracas) y lleva en Venezuela un poco más de dos años. Matu y Shanti, ambos perdieron sus cámaras fotográficas y gran cantidad de dinero en gastos de supervivencia. Cualquiera que no los conozca pensaría que la travesía del Bicho llegó a su fin y que, luego de tantas dificultades, la relación de la pareja no aguantará mucho más.
Sin embargo, el espíritu de estos viajeros no sólo los mantiene motivados a continuar su recorrido -planean tomar un barco hasta Panamá y, eventualmente, llegar a México- sino que los mantiene, al menos en apariencia, tan enamorados el uno del otro como una pareja en su luna de miel.
Mientras Matu habla, Shanti lo acaricia en la espalda y lo reconforta, cuando le toca a ella hablar, Matu la observa en silencio y casi con devoción. Es imposible estar en presencia de esta pequeña familia y no desear todo lo que ellos tienen: un cariño tan sólido que no lo rompe ni los años ni los obstáculos.
No sé si sea amor, pero lo parece... Y, francamente, si nada de esto es amor, no sé qué lo sea.
5 de marzo de 2011
Disculpas obligadas
Esta es una carta abierta de disculpas dirigida a mi blog. Cualquier parecido con las palabras que hace tiempo quiero oír y nunca llegarán, es pura coincidencia.
Hola, Blog
Soy yo, la desalmada que te ha tenido sin cuidado estos últimos meses. La egoísta que no acude a ti a menos que esté deshaciéndose de tristeza o tenga algún logro particularmente importante que quiera gritarle al mundo. Como verás, reconozco que siempre me pongo a mí antes que tú. Soy terrible.
Confieso que he encontrado placer en otros brazos. Me dan satisfacción inmediata, pero no dura. No son como tú que me permites expresarme, ser tan intensa o tan superficial como quiero, que aceptas mis chistes malos y mis metidas de pata tan bien como aceptas mis breves destellos de brillo. Siempre lo he sabido, sólo he tenido miedo de aceptarlo. No quiero sentir (asumir) que dependo de alguien para sentirme plena.
De alguna u otra forma, todo este tiempo que estuvimos separados siempre he pensado en volver a ti; pero no había encontrado una manera lo suficientemente "grande" para llenar el abismo que se abrió entre nosotros con esta separación. Por eso decidí ser sincera. Siempre he creído que la sinceridad es bien recibida cuando no se tienen reservas en exponer los sentimientos completamente.
Me avergüenza que la causa que me impulsó a volver sea, una vez más, que tengo el corazón maltrecho. Pero me avergüenza aún más que esta vez toda la culpa es mía, porque te olvidé, olvidé lo que vivimos, olvidé todas las veces que acudí a ti llorando con un nudo en la garganta y, evidentemente, olvidé la causa de esos amargos días.
No sé si esto te haga sentir mejor, pero como ves, karma is a bitch y aquí estoy de nuevo arrepentida y con el rabo entre las piernas. Una prueba viviente de que la estupidez femenina no tiene fin y de que el wishful thinking no es sino pura mierda -"Desea todo lo que quieras, carajita, que el mundo se encargará de negártelo"-.
Quisiera prometerte que esto no va a volver a pasar, que aprendí de mi error; pero ya a estas alturas y con todo lo que nos conocemos, sería un insulto de mi parte mentirte de esa forma, ambos sabemos que Laura Carolina no aprende de sus errores.
Lo que sí te prometo con el corazón en la mano -Qué feíto lo tengo ya ¿verdad? Parece Rocky después de la coñaza del ruso aquél- es no volver a caer en este foso. Ni tú ni yo nos merecemos esto. Tú te mereces anécdotas felices y yo me merezco la posibilidad de vivirlas.
Quiero que volvamos a ser nosotros y que esto no sea más que un bache en el camino, que una vez pasado lo podamos dejar atrás.
Permíteme demostrarte que sigo teniendo todas aquellas cosas buenas que te dejé ver una vez y que las malas, aunque usted no lo crea, cada vez son menos. La madurez me ha llegado de a poquito, como un cuenta gotas, pero he absorbido cada una con avidez, para que nada malo nos vuelva a pasar.
Por favor, consigue en tu interior la forma de perdonarme y siéntete en la libertad de cerrarme las puertas por completo si te vuelvo a fallar tan descaradamente, porque sabré que no valgo ni una letra en tu espacio. Pero por lo pronto, estaré aquí para demostrarte que estoy all in, que quiero que esto funcione y que entendí que el único que siempre está - y quiero que esté- para mí eres tú.
Se despide con lagrimitas en los ojos,
Hola, Blog
Soy yo, la desalmada que te ha tenido sin cuidado estos últimos meses. La egoísta que no acude a ti a menos que esté deshaciéndose de tristeza o tenga algún logro particularmente importante que quiera gritarle al mundo. Como verás, reconozco que siempre me pongo a mí antes que tú. Soy terrible.
Confieso que he encontrado placer en otros brazos. Me dan satisfacción inmediata, pero no dura. No son como tú que me permites expresarme, ser tan intensa o tan superficial como quiero, que aceptas mis chistes malos y mis metidas de pata tan bien como aceptas mis breves destellos de brillo. Siempre lo he sabido, sólo he tenido miedo de aceptarlo. No quiero sentir (asumir) que dependo de alguien para sentirme plena.
De alguna u otra forma, todo este tiempo que estuvimos separados siempre he pensado en volver a ti; pero no había encontrado una manera lo suficientemente "grande" para llenar el abismo que se abrió entre nosotros con esta separación. Por eso decidí ser sincera. Siempre he creído que la sinceridad es bien recibida cuando no se tienen reservas en exponer los sentimientos completamente.
Me avergüenza que la causa que me impulsó a volver sea, una vez más, que tengo el corazón maltrecho. Pero me avergüenza aún más que esta vez toda la culpa es mía, porque te olvidé, olvidé lo que vivimos, olvidé todas las veces que acudí a ti llorando con un nudo en la garganta y, evidentemente, olvidé la causa de esos amargos días.
No sé si esto te haga sentir mejor, pero como ves, karma is a bitch y aquí estoy de nuevo arrepentida y con el rabo entre las piernas. Una prueba viviente de que la estupidez femenina no tiene fin y de que el wishful thinking no es sino pura mierda -"Desea todo lo que quieras, carajita, que el mundo se encargará de negártelo"-.
Quisiera prometerte que esto no va a volver a pasar, que aprendí de mi error; pero ya a estas alturas y con todo lo que nos conocemos, sería un insulto de mi parte mentirte de esa forma, ambos sabemos que Laura Carolina no aprende de sus errores.
Lo que sí te prometo con el corazón en la mano -Qué feíto lo tengo ya ¿verdad? Parece Rocky después de la coñaza del ruso aquél- es no volver a caer en este foso. Ni tú ni yo nos merecemos esto. Tú te mereces anécdotas felices y yo me merezco la posibilidad de vivirlas.
Quiero que volvamos a ser nosotros y que esto no sea más que un bache en el camino, que una vez pasado lo podamos dejar atrás.
Permíteme demostrarte que sigo teniendo todas aquellas cosas buenas que te dejé ver una vez y que las malas, aunque usted no lo crea, cada vez son menos. La madurez me ha llegado de a poquito, como un cuenta gotas, pero he absorbido cada una con avidez, para que nada malo nos vuelva a pasar.
Por favor, consigue en tu interior la forma de perdonarme y siéntete en la libertad de cerrarme las puertas por completo si te vuelvo a fallar tan descaradamente, porque sabré que no valgo ni una letra en tu espacio. Pero por lo pronto, estaré aquí para demostrarte que estoy all in, que quiero que esto funcione y que entendí que el único que siempre está - y quiero que esté- para mí eres tú.
Se despide con lagrimitas en los ojos,
Laura
16 de febrero de 2011
Sonidos orgásmicos
Ya, ya... Sé que algunos de ustedes habrán abierto este post movidos por el morbo que les causó el título y, si es así, espero cumplir un poco con sus expectativas (pero no por completo, porque este no es un escrito de sexo)
El orgasmo, según la RAE se define como: "culminación del placer sexual." Para mí, la clave de todo esto está en la palabra "placer".
Todos -hayamos tenido sexo o no- podemos reconocer el distintivo gemido de un orgasmo, la prueba sonora de que se disfruta de un gran placer o de una sensación muy intensa. Pero, observando detenidamente la vida diaria, llegué a la conclusión de que los sonidos orgásmicos son infinitamente más frecuentes que las relaciones sexuales.
Para demostrarlo, hice una pequeña lista de todas las veces en las que las personas proferimos gemidos orgásmicos por situaciones cotidianas. Aquí se las dejo.
Hacemos sonidos orgásmicos cuando:
... aguantamos las ganas de hacer pipí mucho tiempo y llegamos al baño a vaciar la vejiga.
... comemos algo de lo que hemos estado antojados por varios días.
... salimos de un sitio que estaba muy frío a uno más cálido.
... después de un día agotador, por fin nos acostamos en la cama.
... nos dan un masaje.
... nos suenan los dedos (después de haber gritado de dolor, esta es otra coincidencia)
... un amigo que tenemos tiempo sin ver nos abraza muy fuerte.
... después de un largo día de trabajo, nos tomamos la anhelada cerveza fría post-oficina.
... nos quitamos los zapatos después de haber bailado toda la noche.
... encontramos el celular, las llaves del carro o la cartera después de haber creído que nos habían robado.
... nos golpeamos en el codo con la esquina de una mesa y se nos duerme el brazo un rato (esta situación no es necesariamente placentera, pero suena como si lo fuera)
... vemos la escena final de Inglourious Basterds (... oh wait, that's just me! Oops!)
... después de soltar todo lo que teníamos en las manos, por fin podemos rascarnos la nariz.
... llegamos al agua después de haber corrido descalzos por la arena caliente.
... nos damos una ducha caliente en una noche fría.
Se me ocurrieron otras, pero decidí resumir la lista a las menos rebuscadas.
Mi recomendación posterior a esta investigación: cuando sientas placer, no te muerdas los labios, deja el gemido salir y disfruta el momento. La vida te da estos pequeños placeres a diario para que los tomes tal cual vengan.
El orgasmo, según la RAE se define como: "culminación del placer sexual." Para mí, la clave de todo esto está en la palabra "placer".
Todos -hayamos tenido sexo o no- podemos reconocer el distintivo gemido de un orgasmo, la prueba sonora de que se disfruta de un gran placer o de una sensación muy intensa. Pero, observando detenidamente la vida diaria, llegué a la conclusión de que los sonidos orgásmicos son infinitamente más frecuentes que las relaciones sexuales.
Para demostrarlo, hice una pequeña lista de todas las veces en las que las personas proferimos gemidos orgásmicos por situaciones cotidianas. Aquí se las dejo.
Hacemos sonidos orgásmicos cuando:
... aguantamos las ganas de hacer pipí mucho tiempo y llegamos al baño a vaciar la vejiga.
... comemos algo de lo que hemos estado antojados por varios días.
... salimos de un sitio que estaba muy frío a uno más cálido.
... después de un día agotador, por fin nos acostamos en la cama.
... nos dan un masaje.
... nos suenan los dedos (después de haber gritado de dolor, esta es otra coincidencia)
... un amigo que tenemos tiempo sin ver nos abraza muy fuerte.
... después de un largo día de trabajo, nos tomamos la anhelada cerveza fría post-oficina.
... nos quitamos los zapatos después de haber bailado toda la noche.
... encontramos el celular, las llaves del carro o la cartera después de haber creído que nos habían robado.
... nos golpeamos en el codo con la esquina de una mesa y se nos duerme el brazo un rato (esta situación no es necesariamente placentera, pero suena como si lo fuera)
... vemos la escena final de Inglourious Basterds (... oh wait, that's just me! Oops!)
... después de soltar todo lo que teníamos en las manos, por fin podemos rascarnos la nariz.
... llegamos al agua después de haber corrido descalzos por la arena caliente.
... nos damos una ducha caliente en una noche fría.
Se me ocurrieron otras, pero decidí resumir la lista a las menos rebuscadas.
Mi recomendación posterior a esta investigación: cuando sientas placer, no te muerdas los labios, deja el gemido salir y disfruta el momento. La vida te da estos pequeños placeres a diario para que los tomes tal cual vengan.
17 de enero de 2011
Una vida de miedos
Miedo al compromiso.
Miedo al fracaso.
Miedo a que te digan que no.
Miedo a dar la cara.
Miedo a que te digan que no eres suficiente.
Miedo a la confrontación.
Miedo a sentir dolor.
Miedo a ser feliz.
Miedo a admitir errores.
Miedo a pedir perdón.
Miedo a perdonar.
Miedo a enfrentar lo irreversible.
Miedo a aceptar que se acabó.
Miedo a creer.
Miedo a la soledad.
Miedo a la burla.
Miedo al qué dirán.
Miedo al pasado.
Miedo al futuro.
Miedo a la insuficiencia del tiempo.
Miedo a que el sentimiento sea efímero.
Miedo a que el sentimiento sea eterno.
Miedo a aspirar muy alto.
Miedo a ser mediocre.
Miedo a vivir.
Miedo a que se acabe la vida de un plumazo.
Miedo al fracaso.
Miedo a que te digan que no.
Miedo a dar la cara.
Miedo a que te digan que no eres suficiente.
Miedo a la confrontación.
Miedo a sentir dolor.
Miedo a ser feliz.
Miedo a admitir errores.
Miedo a pedir perdón.
Miedo a perdonar.
Miedo a enfrentar lo irreversible.
Miedo a aceptar que se acabó.
Miedo a creer.
Miedo a la soledad.
Miedo a la burla.
Miedo al qué dirán.
Miedo al pasado.
Miedo al futuro.
Miedo a la insuficiencia del tiempo.
Miedo a que el sentimiento sea efímero.
Miedo a que el sentimiento sea eterno.
Miedo a aspirar muy alto.
Miedo a ser mediocre.
Miedo a vivir.
Miedo a que se acabe la vida de un plumazo.
... ¿Qué pasaría si dejamos de ser cobardes y comenzamos a vivir sin miedo?
11 de enero de 2011
Para mi cumpleaños quiero...
- Llegar al trabajo de buen humor y sin haber pasado trabajo en el Metro o en una cola
- A good hair day
- Una llamada inesperada
- Reírme mucho
- Mariposas en el estómago y risa nerviosa
- Abrazos largos
- Olor a flores
- Pie de limón
- Revivir buenos recuerdos
- Cerrar capítulos para abrir unos nuevos y mejores
- Detalles que digan "me recordó a ti"
- Un buen motivo para tragarme mi orgullo
- Un día sin preocupaciones
- Buenas noticias
- Un nuevo comienzo
- Que la gente le dé unas vacaciones a sus diferencias y convivan
- Estornudar tres veces seguidas y que me digan "Salud, dinero y amor"
- Que me digan "Estoy aquí por ti"
- Escuchar mi canción favorita en la radio
- Ver a mi mejor amiga
- No escuchar ni un solo grito que no sea de alegría
- Hablar Suavitel
- Un "Estás bonita hoy"
- Alguien que se me acerque mientras estoy de espaldas y me tape los ojos (no para robarme ni secuestrarme OJO)
- Un mensaje de buenos días
- Fotos tipo Polaroid
- Que no llueva
- Brindar con mis amigos
- Bailar
- Acostarme a dormir con una sonrisa en la cara
Este 26 de enero, esto es todo lo que quiero.
- A good hair day
- Una llamada inesperada
- Reírme mucho
- Mariposas en el estómago y risa nerviosa
- Abrazos largos
- Olor a flores
- Pie de limón
- Revivir buenos recuerdos
- Cerrar capítulos para abrir unos nuevos y mejores
- Detalles que digan "me recordó a ti"
- Un buen motivo para tragarme mi orgullo
- Un día sin preocupaciones
- Buenas noticias
- Un nuevo comienzo
- Que la gente le dé unas vacaciones a sus diferencias y convivan
- Estornudar tres veces seguidas y que me digan "Salud, dinero y amor"
- Que me digan "Estoy aquí por ti"
- Escuchar mi canción favorita en la radio
- Ver a mi mejor amiga
- No escuchar ni un solo grito que no sea de alegría
- Hablar Suavitel
- Un "Estás bonita hoy"
- Alguien que se me acerque mientras estoy de espaldas y me tape los ojos (no para robarme ni secuestrarme OJO)
- Un mensaje de buenos días
- Fotos tipo Polaroid
- Que no llueva
- Brindar con mis amigos
- Bailar
- Acostarme a dormir con una sonrisa en la cara
Este 26 de enero, esto es todo lo que quiero.
8 de enero de 2011
Corto-le-traje #10
Las últimas películas que he visto han sido "Schindler's List", "La Vida es Bella", "El Pianista" y "El Niño de la Pijama de Rayas".
No le recomiendo a nadie que tenga fe en el mundo que haga esa locura. Aún no sé de dónde me vino la idea de lanzarme este maratón fílmico del Holocausto, pero me dejó la mente (disculpen mi francés) escoñetada.
En serio...
Y puede (dije PUEDE) que hoy haya sido un mal momento para destruir mi poca fe en la humanidad. Quizás mñana tenga unas no muy buenas noticias que compartir desgarradoramente por aquí (liguemos que no).
That's it. Good Night.
No le recomiendo a nadie que tenga fe en el mundo que haga esa locura. Aún no sé de dónde me vino la idea de lanzarme este maratón fílmico del Holocausto, pero me dejó la mente (disculpen mi francés) escoñetada.
En serio...
Y puede (dije PUEDE) que hoy haya sido un mal momento para destruir mi poca fe en la humanidad. Quizás mñana tenga unas no muy buenas noticias que compartir desgarradoramente por aquí (liguemos que no).
That's it. Good Night.
5 de enero de 2011
Primera noche llorona del año
Así mismo.
No quiero señalarme aún como un fraude en lo que a metas de Año Nuevo se refiere, porque no fue que no la cumplí (técnicamente). La resolución era no drama por hombres y me refería a hombres nuevos y dramas nuevos. Este mini-lloriqueo que me agarró de madrugada ya es residente en esta cabeza.
Puedo darme el lujo de echarle la culpa al PMS y a las hormonas enloquecidas que corren por mi cuerpo buscando cualquier pensamiento mal guardado para desencadenar toda su ira en mi pobre mente.
Lo bueno -por ahora lo califico así- de esta llorada es que quedó toda en video. Prendí la webcam y dije en voz alta -alta en el sentido de que proferí palabras apenas audibles- todo lo que le diría a Voldemort si lo tuviese en frente, si hubiese tenido las bolas de agarrarlo por la calle 4 meses atrás y decirle todo lo que sentía sin miedo a nada.
Como dije en el video -que nunca tendrá la dicha de conocer a la red- haberme sacado de adentro todo lo que sentía en ese momento no hubiese tenido ningún otro propósito más que el de poner parte de mi carga en él, para que, en el mejor de los escenarios, se sintiera ligeramente mal por unos instantes y luego siguiera su camino sin mirar atrás -como, de hecho, hizo y sigue haciendo-.
Extrañamente, ahora no puedo evitar preguntarme, si eso hubiese pasado: ¿Me sentiría mejor ahora? ¿Podría recordar lo que pasó y no sentirme herida, como si se tratara de la historia de alguien más? ¿Estaría dispuesta a perdonarlo y a aceptar un trato "amistoso"?
Debido a que todo esto ocurre en un escenario no sólo hipotético, sino ficticio, las respuestas que pueda darles a esas preguntas no tendrían ningún fundamento, por lo que no me desgastaré más buscándolas.
Otra de las cosas que me hicieron detenerme hoy a "vomitar" estos sentimientos viscerales en el blog, fue que me di cuenta de que, apartando las desgarradoras letras de este espacio, nunca me atreví a exteriorizar nada, ni toda la verdad ni a la gente que le pudo haber importado. Me quedé en el blog ventilando mi guayabo, mi ego herido, mis peleas con la soledad, mis "extrañamientos" y todo lo que me apretaba el estómago y me ponía el corazón como una pasita.
Aún ahora, mientras escribo esto, dudo si deba publicarlo. Mi temor a que la gente termine de tildarme de dramática, malpegada, intensa (o peor, "malintensa") es todavía muy fuerte.
¿Qué le voy a hacer si la llaga sigue ahí? Ya no arde y creo que poco a poco cicatriza, pero de vez en cuando la vida se divierte salpicándole un poco de sal. Es verdad, podría morderme los labios en vez de gritar de dolor, pero ¿nadie notaría la mueca? ¿nadie vería los labios sangrando después de tal mordida?
Estoy dando pasos pequeños, no niego que la mejoría es significativa -"¡gracias al Cielo!" dirán algunos- pero no hay un botón de "reset" en las memorias de nadie (¡ojalá!) y yo soy de esas pocas personas que lo poquito que se permiten sentir lo sienten desde la punta de los dedos hasta la médula, por lo que quiero que entiendan que la espinita es profunda, pero que va saliendo y va sanando. All I need is time.
No quiero señalarme aún como un fraude en lo que a metas de Año Nuevo se refiere, porque no fue que no la cumplí (técnicamente). La resolución era no drama por hombres y me refería a hombres nuevos y dramas nuevos. Este mini-lloriqueo que me agarró de madrugada ya es residente en esta cabeza.
Puedo darme el lujo de echarle la culpa al PMS y a las hormonas enloquecidas que corren por mi cuerpo buscando cualquier pensamiento mal guardado para desencadenar toda su ira en mi pobre mente.
Lo bueno -por ahora lo califico así- de esta llorada es que quedó toda en video. Prendí la webcam y dije en voz alta -alta en el sentido de que proferí palabras apenas audibles- todo lo que le diría a Voldemort si lo tuviese en frente, si hubiese tenido las bolas de agarrarlo por la calle 4 meses atrás y decirle todo lo que sentía sin miedo a nada.
Como dije en el video -que nunca tendrá la dicha de conocer a la red- haberme sacado de adentro todo lo que sentía en ese momento no hubiese tenido ningún otro propósito más que el de poner parte de mi carga en él, para que, en el mejor de los escenarios, se sintiera ligeramente mal por unos instantes y luego siguiera su camino sin mirar atrás -como, de hecho, hizo y sigue haciendo-.
Extrañamente, ahora no puedo evitar preguntarme, si eso hubiese pasado: ¿Me sentiría mejor ahora? ¿Podría recordar lo que pasó y no sentirme herida, como si se tratara de la historia de alguien más? ¿Estaría dispuesta a perdonarlo y a aceptar un trato "amistoso"?
Debido a que todo esto ocurre en un escenario no sólo hipotético, sino ficticio, las respuestas que pueda darles a esas preguntas no tendrían ningún fundamento, por lo que no me desgastaré más buscándolas.
Otra de las cosas que me hicieron detenerme hoy a "vomitar" estos sentimientos viscerales en el blog, fue que me di cuenta de que, apartando las desgarradoras letras de este espacio, nunca me atreví a exteriorizar nada, ni toda la verdad ni a la gente que le pudo haber importado. Me quedé en el blog ventilando mi guayabo, mi ego herido, mis peleas con la soledad, mis "extrañamientos" y todo lo que me apretaba el estómago y me ponía el corazón como una pasita.
Aún ahora, mientras escribo esto, dudo si deba publicarlo. Mi temor a que la gente termine de tildarme de dramática, malpegada, intensa (o peor, "malintensa") es todavía muy fuerte.
¿Qué le voy a hacer si la llaga sigue ahí? Ya no arde y creo que poco a poco cicatriza, pero de vez en cuando la vida se divierte salpicándole un poco de sal. Es verdad, podría morderme los labios en vez de gritar de dolor, pero ¿nadie notaría la mueca? ¿nadie vería los labios sangrando después de tal mordida?
Estoy dando pasos pequeños, no niego que la mejoría es significativa -"¡gracias al Cielo!" dirán algunos- pero no hay un botón de "reset" en las memorias de nadie (¡ojalá!) y yo soy de esas pocas personas que lo poquito que se permiten sentir lo sienten desde la punta de los dedos hasta la médula, por lo que quiero que entiendan que la espinita es profunda, pero que va saliendo y va sanando. All I need is time.
Como evidencia A de que estoy mejor, nótese el cambio en la tónica desde "Somos Recuerdo" a este post y como evidencia B, los remito a la segunda temporada de Sex & The City a este episodio (Carrie se encuentra a Big después de 5 meses y se entera de que está comprometido con Natasha... ¡El muy bastardo!)
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