5 de enero de 2011

Primera noche llorona del año

Así mismo.

No quiero señalarme aún como un fraude en lo que a metas de Año Nuevo se refiere, porque no fue que no la cumplí (técnicamente). La resolución era no drama por hombres y me refería a hombres nuevos y dramas nuevos. Este mini-lloriqueo que me agarró de madrugada ya es residente en esta cabeza.

Puedo darme el lujo de echarle la culpa al PMS y a las hormonas enloquecidas que corren por mi cuerpo buscando cualquier pensamiento mal guardado para desencadenar toda su ira en mi pobre mente.

Lo bueno -por ahora lo califico así- de esta llorada es que quedó toda en video. Prendí la webcam y dije en voz alta -alta en el sentido de que proferí palabras apenas audibles- todo lo que le diría a Voldemort si lo tuviese en frente, si hubiese tenido las bolas de agarrarlo por la calle 4 meses atrás y decirle todo lo que sentía sin miedo a nada.

Como dije en el video -que nunca tendrá la dicha de conocer a la red- haberme sacado de adentro todo lo que sentía en ese momento no hubiese tenido ningún otro propósito más que el de poner parte de mi carga en él, para que, en el mejor de los escenarios, se sintiera ligeramente mal por unos instantes y luego siguiera su camino sin mirar atrás -como, de hecho, hizo y sigue haciendo-.

Extrañamente, ahora no puedo evitar preguntarme, si eso hubiese pasado: ¿Me sentiría mejor ahora? ¿Podría recordar lo que pasó y no sentirme herida, como si se tratara de la historia de alguien más? ¿Estaría dispuesta a perdonarlo y a aceptar un trato "amistoso"?

Debido a que todo esto ocurre en un escenario no sólo hipotético, sino ficticio, las respuestas que pueda darles a esas preguntas no tendrían ningún fundamento, por lo que no me desgastaré más buscándolas.

Otra de las cosas que me hicieron detenerme hoy a "vomitar" estos sentimientos viscerales en el blog, fue que me di cuenta de que, apartando las desgarradoras letras de este espacio, nunca me atreví a exteriorizar nada, ni toda la verdad ni a la gente que le pudo haber importado. Me quedé en el blog ventilando mi guayabo, mi ego herido, mis peleas con la soledad, mis "extrañamientos" y todo lo que me apretaba el estómago y me ponía el corazón como una pasita.

Aún ahora, mientras escribo esto, dudo si deba publicarlo. Mi temor a que la gente termine de tildarme de dramática, malpegada, intensa (o peor, "malintensa") es todavía muy fuerte.

¿Qué le voy a hacer si la llaga sigue ahí? Ya no arde y creo que poco a poco cicatriza, pero de vez en cuando la vida se divierte salpicándole un poco de sal. Es verdad, podría morderme los labios en vez de gritar de dolor, pero ¿nadie notaría la mueca? ¿nadie vería los labios sangrando después de tal mordida?

Estoy dando pasos pequeños, no niego que la mejoría es significativa -"¡gracias al Cielo!" dirán algunos- pero no hay un botón de "reset" en las memorias de nadie (¡ojalá!) y yo soy de esas pocas personas que lo poquito que se permiten sentir lo sienten desde la punta de los dedos hasta la médula, por lo que quiero que entiendan que la espinita es profunda, pero que va saliendo y va sanando. All I need is time.


Como evidencia A de que estoy mejor, nótese el cambio en la tónica desde "Somos Recuerdo" a este post y como evidencia B, los remito a la segunda temporada de Sex & The City a este episodio (Carrie se encuentra a Big después de 5 meses y se entera de que está comprometido con Natasha... ¡El muy bastardo!)

2 comentarios:

Andrea dijo...

Yo creo que dar justificaciones a extraños, o a quienes te leemos, es absurdo.
Si te sientes mal, y te tildan de "malintensa", dramática o demás, pues vale; es así como te sientes y yastá.
Alégrate de estar avanzando, y mejor aún, de estarte dando cuenta de ello.
"Caminante no hay camino, se hace camino al andar."
:)

Laura dijo...

#yoconfieso que soy una "justificadora compulsiva"... Es como ser alcohólica, pero menos feliz :(