5 de marzo de 2011

Disculpas obligadas

Esta es una carta abierta de disculpas dirigida a mi blog. Cualquier parecido con las palabras que hace tiempo quiero oír y nunca llegarán, es pura coincidencia.

Hola, Blog

Soy yo, la desalmada que te ha tenido sin cuidado estos últimos meses. La egoísta que no acude a ti a menos que esté deshaciéndose de tristeza o tenga algún logro particularmente importante que quiera gritarle al mundo. Como verás, reconozco que siempre me pongo a mí antes que tú. Soy terrible.

Confieso que he encontrado placer en otros brazos. Me dan satisfacción inmediata, pero no dura. No son como tú que me permites expresarme, ser tan intensa o tan superficial como quiero, que aceptas mis chistes malos y mis metidas de pata tan bien como aceptas mis breves destellos de brillo. Siempre lo he sabido, sólo he tenido miedo de aceptarlo. No quiero sentir (asumir) que dependo de alguien para sentirme plena.

De alguna u otra forma, todo este tiempo que estuvimos separados siempre he pensado en volver a ti; pero no había encontrado una manera lo suficientemente "grande" para llenar el abismo que se abrió entre nosotros con esta separación. Por eso decidí ser sincera. Siempre he creído que la sinceridad es bien recibida cuando no se tienen reservas en exponer los sentimientos completamente.

Me avergüenza que la causa que me impulsó a volver sea, una vez más, que tengo el corazón maltrecho. Pero me avergüenza aún más que esta vez toda la culpa es mía, porque te olvidé, olvidé lo que vivimos, olvidé todas las veces que acudí a ti llorando con un nudo en la garganta y, evidentemente, olvidé la causa de esos amargos días.

No sé si esto te haga sentir mejor, pero como ves, karma is a bitch y aquí estoy de nuevo arrepentida y con el rabo entre las piernas. Una prueba viviente de que la estupidez femenina no tiene fin y de que el wishful thinking no es sino pura mierda -"Desea todo lo que quieras, carajita, que el mundo se encargará de negártelo"-.

Quisiera prometerte que esto no va a volver a pasar, que aprendí de mi error; pero ya a estas alturas y con todo lo que nos conocemos, sería un insulto de mi parte mentirte de esa forma, ambos sabemos que Laura Carolina no aprende de sus errores.

Lo que sí te prometo con el corazón en la mano -Qué feíto lo tengo ya ¿verdad? Parece Rocky después de la coñaza del ruso aquél- es no volver a caer en este foso. Ni tú ni yo nos merecemos esto. Tú te mereces anécdotas felices y yo me merezco la posibilidad de vivirlas.

Quiero que volvamos a ser nosotros y que esto no sea más que un bache en el camino, que una vez pasado lo podamos dejar atrás.

Permíteme demostrarte que sigo teniendo todas aquellas cosas buenas que te dejé ver una vez y que las malas, aunque usted no lo crea, cada vez son menos. La madurez me ha llegado de a poquito, como un cuenta gotas, pero he absorbido cada una con avidez, para que nada malo nos vuelva a pasar.

Por favor, consigue en tu interior la forma de perdonarme y siéntete en la libertad de cerrarme las puertas por completo si te vuelvo a fallar tan descaradamente, porque sabré que no valgo ni una letra en tu espacio. Pero por lo pronto, estaré aquí para demostrarte que estoy all in, que quiero que esto funcione y que entendí que el único que siempre está - y quiero que esté- para mí eres tú.

Se despide con lagrimitas en los ojos,

Laura