22 de diciembre de 2010

Quedando en cero

Este año aposté por el riesgo, por no sentir miedo, por poner a prueba mis límites. Hice cosas que en el 2009 eran impensables. Agarré mi timidez innata, mi buen juicio y mi cascarón, los envolví y los lancé al vacío. Más atrás me lancé yo.

Cosas que no recomiendo hacer: Creer ciegamente en lugares comunes, el que arriesga no es necesariamente el que gana. In fact, generalmente es el que pierde.


Leí una nota en Facebook que escribí finalizando el 2009 -más o menos por esta misma época- y me di cuenta de que ese año no fue nada fácil para mí, corazón partido en pedacitos minúsculos, la muerte de mi abuelo, problemas familiares, la incertidumbre de no saber si me iban a renovar la beca en la universidad, inestabilidad en el trabajo de mi papá, mi mejor amiga y yo pasamos por un período oscuro... todo junto. Aún así, pude hacer el recuento de todo eso y quedar en números positivos.


Viví el 2009 como un año de aprendizaje y ganancia, incluso me atreví a recibir al 2010 con los brazos abiertos y una sonrisa en la cara.


Al principio, todo resultó de acuerdo al plan. Empecé el 2010 con todos los hierros, un trabajo nuevo que me pareció lo mejor del mundo, conociendo gente súper del medio, con proyectos haciéndose realidad, un buen semestre en la universidad, retomando amistades, perdonando errores -propios y ajenos-. Lo tenía todo fríamente calculado, estaba disfrutando mi vida sola como nunca lo había hecho antes... Y toda esa "feliz independencia" me duró hasta abril.


Es curioso, pero recuerdo con mucho más detalles el año pasado que este año. Siento que he pasado tanto tiempo preguntándome en qué punto me equivoqué y tanto tiempo más obligándome a olvidar esas preguntas sin respuesta, que me volví adicta al olvido.


Ya no hago eso de ver el vaso medio lleno ni medio vacío, simplemente olvido el vaso y me convenzo de que, en su lugar, quiero una taza... o un plato... o cualquier otra cosa que no se asemeje al vaso para no recordarlo. Tanto ha sido mi empeño en esta tarea, que ahora olvidar es algo que hago sin querer.


Desde que comenzó diciembre he querido hacer lo que hice el año pasado y no he podido. Pararme un momento para volver la mirada hacia atrás y encarar de nuevo todo lo que ha pasado este año me da miedo.


Este iba a ser el año de las cosas positivas, de hacer las cosas bien, de poner en práctica lo que me dejó el 2009 y ver los frutos. ¿En qué momento todo se fue por el drenaje?


No puedo evitar pensar que todo esto es terriblemente injusto. Pero supongo que es inevitable pensar en las injusticias de la vida cuando tu vida depende irremediablemente de otras personas. Más aún cuando, por alguna razón -presumiblemente mística o divina- tiendes a atraer a ese tipo de personas que, sin importar lo que hagas, nunca ven el daño que (te) hacen por estar profundamente metidas en sí mismas.


Decir "me rindo" no era algo que solía practicar, pero este año me parece la mejor decisión. Han sido tantos los momentos en los que he querido dejarlo todo así de jodido como está y acostarme a dormir que ya perdí la cuenta.


Por más pesimista que suene, creo que cerraré este año en cero. Sin aprendizajes, sin ganancias y sin nada que quiera llevarme de este año al que viene. Recibiré el 2011 sin muchas expectativas y con las puertas cerradas... Pero quizás una ventana abierta.



ACLARATORIA: No creo en los poderes místicos-astrológicos del Año Nuevo. El tiempo es un continuo imperceptible y la división del calendario en años numerados es una mera invención del hombre.

No hay comentarios: