28 de julio de 2010

Un banquete freudiano

En su teoría del psicoanálisis, Sigmund Freud distinguió tres niveles del "aparato psíquico" de los seres humanos: el ELLO, el YO y el SUPERYÓ. El primero ligado a los instintos y las funciones inconscientes, el segundo a los deseos y los pensamientos conscientes, y el otro encargado de los pensamientos morales y éticos que median con la vida en sociedad.

En teoría, estos tres niveles se complementan y trabajan en armonía... Pero, en mi caso, he llegado a creer que mi Ello, mi Yo y mi Superyó viven en una especie de Celebrity Deathmatch que nunca termina.

De esta contienda interminable, sin duda, sólo pueden salir malas decisiones.

ELLO: "Estoy sola"

YO: "Si le escribimos... sólo para saber cómo está..."

SUPERYÓ: "¡NO! Vamos a poner la torta si le escribimos"

ELLO: "Sigo sola"

YO: "Sería sólo un saludo cordial, no nos afectaría"

SUPERYÓ: "Sí nos afectaría ¡No le vamos a escribir!"

ELLO: "Pero estoy sola"

YO: "¡NOS ESCRIBIÓ! ¡HAY QUE RESPONDERLE"

SUPERYÓ: "Pero vamos a tardarnos, no queremos que sepa que nos emociona"

ELLO: "RESPONDER"

YO: "¡Nos quiere! ¡Nos quiere!"

SUPERYÓ: "¡No nos quiere! ¡No nos creamos nada!"

ELLO: "Volverá"

YO: "Quizás si lo tratamos bien, todo se arregle"

SUPERYÓ: "No vamos a tratar bien a nadie, ya esto se acabó"

ELLO: "Se fue"

YO: "Pero si sigue ahí es por algo..."

SUPERYÓ: "... Puede ser por culpa, lástima, cortesía... Pero no nos quiere"

ELLO: "Cuando nos quería..."

YO: "... Si es que alguna vez nos quiso..."

SUPERYÓ: "... Ya eso se acabó."


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