18 de julio de 2010

Crónica de un domingo en la cama

Me levanté, cómo suelo hacerlo ahora, con una extraña sensación de vacío en el estómago (parecido a lo que se siente cuando, bajando las escaleras, te saltas un escalón sin querer). Otra vez el mismo sueño.

¿Qué más da? La vida sigue.

Reviso mi celular, un mensaje recibido. Mi corazón da un vuelco breve e iluso que voy aprendiendo a reprimir. Es mi mamá: "Laura salimos con tu hermano, volvemos en la tarde". ¡Genial! No hay desayuno, me toca cocinar. Ahora mi celular está en blanco, no hay ningún mensaje por leer, ningún indicio de que hoy vaya a ser diferente, mi corazón se volvió a equivocar ¡Qué ingenuo!

¿Qué más da? La vida sigue.

Camino al baño veo que mi hermana aún duerme. Se acaba de graduar de bachillerato, tiene un cupo en la universidad de la que yo acabo de salir, tiene su vida planeada y tranquila por los próximos 5 años si Dios quiere. Evidentemente, lleva dos días de fiesta con sus amigos y su novio, debe estar cansada de la rumba de anoche. Yo llevo dos días en la cama buscando actividades alternativas a comer y dormir.

¿Qué más da? La vida sigue.

Hoy quisiera ir al cine, una buena película siempre distrae las penas e incluso hace que se olviden. Tarde se me ocurrió, ya mis amigos tienen planes y más que planes tienen "citas"... No los culpo, si yo tuviera alguna cita tampoco querría ir al cine conmigo. Pero no hay una persona con la que quiera ir al cine, con quien realmente disfrute ir al cine, no encuentro una persona así en mi vida.

¿Qué más da? La vida sigue.

Una llamada. "¿Quién es?"... No, no es quien pensaba... "No, no quiero salir a comer ahorita, estoy un poco ocupada"... "¡Vale! ¡Segurísimo nos vemos en ese toque!"... No, en realidad no nos veremos, ya yo no voy a ese lugar, yo respeto los espacios. Siempre lo hice, ¿por qué debería forzar mi presencia en la vida de alguien ahora? Lo que está a la vista no necesita anteojos: ahora estamos en páginas no sólo distintas, sino distantes del mismo libro en el que nos conseguimos (en el que me consiguió).

¿Qué más da? La vida sigue.

De vuelta a la cama. Prendo la TV (si no hay cine, there's always a second best) Repetido... aburrido... doblado al español... no... no... no... ¿Qué habrá en Twitter?... Porsupuesto, las redes sociales nunca fallan cuando de información-que-no-quieres-saber se trata. ¡Qué fácil es para algunos olvidar!

Ya casi acaba el día, mañana tengo que trabajar, ir al banco, empezar proyectos, hacer tesis, hacer planes. Porque a pesar de todo, a pesar de la ausencia, a pesar del hueco en el estómago, de los saltos del corazón, de las horas en la cama y de los días largos, siempre termino repitiéndome: "¿Qué más da? La vida sigue."

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