20 de septiembre de 2010
The Last Airbender (El Último Maestro del Aire)
Como salir del país no me impide ir al cine -ir al cine es parte del turismo- ayer (dom 19-09) mi mejor amiga y yo nos lanzamos a ver The Last Airbender, una adaptación cinematográfica de la serie animada de Nickelodeon, "Avatar"... que nada tiene que ver con seres altos y azules.
La película, en un principio, prometía ser una pieza interesante.
Esta adaptación fue escrita y dirigida por Night Shyamalan (2 veces nominado al Oscar) el mismo visionario de Sexto Sentido, Señales, La Dama en el Agua y La Aldea. Un señor que tiene una reputación de mantener a los espectadores al filo del asiento con tramas de suspenso, llenas de giros inesperados y finales de infarto. ¿Recuerdan cómo se sintieron cuando se enteraron que Bruce Willis era un fantasma? ¡Gracias Shyamalan por esa experiencia!
El trailer de El Último Maestro del Aire (su título en español) es un despliegue de coreografías impecables, escenas de acción brillantes y efectos especiales increíbles que, en 3D, anunciaban una experiencia única.
Y si esto les parece poco, la comiquita que inspiró el film es -a mi juicio que no soy amante del animé ni de la cultura asiática- muy muy interesante. Había pocas probabilidades de que la película fuera menos que un éxito.
Sin embargo, esa mínima probabilidad prevaleció por encima de todas las expectativas: fue una DECEPCIÓN, así, en mayúsculas.
Ni siquiera el 3D, que está tan overrated en nuestros días, pudo salvar a esta película del fracaso. A excepción de una o dos escenas en las que salta a la vista la ilusión de profundidad, la película -con todo y sus efectos especiales- es totalmente plana. A mi juicio, un desperdicio de la tecnología que tenían a la mano.
El guión que presenta Shyamalan es muy flojo. Tan inconsistente que resulta muy difícil conectarse con los personajes hasta a las personas que conocen de antemano la historia (como es mi caso). Quizás por un exceso de situaciones de climax o la falta de conexión entre ellas, la película se hace impredecible, más no te atrapa. Varias veces me sentí tentada a salir a comprar un refresco -cosa que no sucede viendo Sexto Sentido- pero no lo hice, me quedé esperando el giro inesperado del final de la película que me dejaría boquiabierta... El cual, por cierto, nunca llegó.
En el plano actoral, las actuaciones dejaron mucho que desear, incluso la de Dev Patel (Prince Zuko) el mismo chamín que me hizo reir en Skins y que cautivó a todos los que vieron Slumdog Millionaire.
A mi parecer, esta película -sea un éxito en taquilla o no- quedará como una mancha en el casi impecable haber de Shyamalan, que esperemos que vuelva a su elemento: el suspense, y le deje el agua, el aire, la tierra y el fuego a Nickelodeon y a los animadores japoneses.
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