La nostalgia es muy rara ¿no?
La nostalgia es una "bastardita" inesperada que te agarra de repente, te nubla la mente y le pone un filtro sepia a todo lo que ves.
La nostalgia es rara porque te entristece sin pasión. Nadie llora de nostalgia, por eso dura tanto, porque no la puedes drenar.
La nostalgia te quita las ganas de ver hacia adelante y te hace creer que todo lo que hubo en el pasado es incomparablemente mejor que tu presente.
La nostalgia no tiene un detonante, no hay forma de evitarla, pero aprendes a vivir con ella. Por eso, es peligrosa.
La nostalgia es rara porque nunca sabes cuando se irá. A veces logras separarte de ella sin saber como lo hiciste, esto -obviamente- para que no puedas repetir la hazaña.
La nostalgia es rarísima porque puede hacerte añorar algo que jamás tuviste: un lugar, una persona, un amor, tiempo...
La nostalgia es cruel porque te hace creer en la pertenencia. El corazón siempre quiere aferrarse, pero nada -nadie- es verdaderamente suyo y, aún sabiendo esto, la nostalgia le da la sensación de que hay algo que perdió.
La nostalgia es rara porque puede hacer que extrañes por adelantado y engañarte para que no disfrutes el ahora. El saber que algo no durará para siempre puede ser intenso y hermoso, pero la nostalgia te hará pensar en el futuro de añoranza y opacará el brillo del presente.
La nostalgia es como una sirena: cautivadora y mortal. Te atrae con su triste encanto y te adormece el espíritu hasta ahogarte de puro sopor.
La nostalgia es rara porque a veces la buscamos y la usamos como protección. Mientras tengamos la mirada vuelta hacia atrás, nunca vamos a atrevernos a dar un paso hacia el futuro. El futuro da miedo, es incierto y le abre la puerta a cosas terroríficas como el fracaso; pero en el futuro hay sentimientos vivos, hay ilusiones, hay despechos, hay euforia, hay desesperación...
En el futuro hay vida y hacia allá debemos ir, hacia donde la nostalgia no nos guiará. Pero como debemos llevarla, que vaya de pasajera y no de chofer.