18 de octubre de 2012

Primera Parte: Vómito Verbal

No me gusta la palabra "colectivo", siento que suena a: estupidez, indecisión, rebaño, gente muerta pisada por una multitud y a autobús lleno de gente sudada.

Ser pesimista es mucho más difícil que ser optimista, porque implica convencerte a ti mismo cada día de que tus expectativas tienen menos de la mitad de las probabilidades de volverse realidad. Un pesimista es un realista bien informado.

A veces tengo que escuchar canciones tristes y despecharme un poquito para seguir disfrutando de mi nueva felicidad. Necesito una dosis periódica de despecho artificial.

La paranoia de vivir en Caracas me está abrumando en niveles que a veces no sé como manejar.

Quiero irme y quedarme al mismo tiempo.

No tengo puntos medios.

He descubierto todo un juego nuevo de inseguridades, manías y "defecticos".

No me gusta la playa y no entiendo a la gente que no lo entiende. Yo no elegí nacer en un país con playas, el hecho de que me haya tocado no implica que tenga programado en mi ADN disfrutar del sol, el calor y la arena. Al contrario, al nacer en un país con playas y haberlas visitado me da más potestad para decir -y decidir- que no me gustan. Si viviera en Bolivia, quizás no lo sabría.

Extraño leer, pero he perdido tanto el hábito que en este momento tengo 5 libros que empecé y no he terminado (porque los quiero terminar)

Mi única forma de descansar verdaderamente es estando sola. Las vacaciones familiares son de todo excepto vacaciones.

Quiero volver a estudiar en mi universidad y si no puedo quiero estudiar fuera del país.

Algunos días me acuesto a dormir y me siento plenamente contenta... ¡Gracias! :)

Suelo confundir el ahorro con el "tacañismo" (¿Eso existe?)

Extrañamente, me hace sentir bien que mi sentido del humor y mi forma de pensar se mantienen tan "darks" como me gusta.

Luego de que creí que había superado mi "crisis vocacional tardía", me di cuenta de que ahora tengo una "confusión profesional".

Pues sí, no sé qué quiero hacer con mi vida ni si soy realmente buena en lo que hago. (Como dije: un nuevo juego de inseguridades...)

Me cuesta enormemente trabajar en equipo.

En mis días malos voy por la calle, literalmente, pensando: "la gente es muy bruta"

Estoy realmente convencida de que, así como en algunos países hay vías especiales para autobuses, en la calle debería haber un canal peatonal para ancianos y escaleras mecánicas preferenciales.

La lluvia es una de las cosas que más me gustan de la naturaleza, pero odio el desastre apocalíptico en el que se convierte Caracas cuando llueve.

Aprendí que, en efecto, cada quien es lo que es por sus circunstancias.


Me gusta estar sola, pero no ser solitaria.

Me gusta saber que soy independiente y que puedo arreglármelas sola, pero me gustaría más sentirme protegida. (Un cliché ¿y?)

Nunca he sido demasiado practicante de mi religión, pero nunca había cuestionado mis creencias. Ya lo hice y me sentí perdida. Así que decidí que prefiero seguir creyendo y no poner demasiada lógica en el asunto.

No sé por qué el título de este post dice "Primera Parte", pero me sonó bien y lo dejé.






3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno que volviste a escribir por aqui. Tienes mucha razón al afirma que la gente en Venezuela -por lo general- es muy bruta.

Alexander Supertramp dijo...

En todos lados hay gente muy estúpida, lo que pasa es que en Venezuela los estúpidos no son tratados como estúpidos y por eso siguen jodiendo el país con su estupidez.

Unknown dijo...

"Quisiera irme y a la vez quedarme" A mí me pasa exactamente lo mismo con mi país... De hecho odio Caracas, pero amo Venezuela.