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6 de marzo de 2016

Two 'funks' don't make a right

Ya hace casi tres años que coincidimos. De que la vida te puso en mi camino para enseñarme que no se puede dar demasiado, ni se puede andar por ahí soñando despierta.

No me arrepiento de haberme arriesgado, no sabía el efecto que tendrías en mí. No tenía idea de que por dentro eras solo oscuridad... O sí, pero me llenaba la boca diciendo que yo podía sacar lo mejor de ti y salvarte de lo que llamé tu post break up funk.

En la universidad siempre me gustó la clase de documental (no necesariamente por el profesor) sino porque supe que para poder apreciar las cosas tienes que guardar distancia, que no te puedes involucrar, que todo está en ser objetivo. Yo siempre he pensado que una de mis grandes cualidades es ser objetiva.

Ahora, a esas normas básicas del documentalista, le agrego el tiempo. No solo la distancia me ha permitido evaluar nuestra no-relación con toda la objetividad que he podido recolectar a través de los años, sino el tiempo. Hace un año se me hubiese hecho imposible ver las cosas como las veo hoy, sin un pedestal, sin filtros de nostalgia, sin idealizarte.

Porque hacer que te idealicen es tu principal atractivo, hablando en términos que entiendas: es tu ventaja competitiva.

*wink, wink*

En mí supongo que viste mis inseguridades, que también notaste mi post break up funk. ¿Presa fácil?, no lo llamaría así. La verdad es que tampoco hice mucho esfuerzo en ocultar que me atraías.

Pero estoy divagando. Lo que quiero decir es que al fin he visto todo con claridad. Magnificaste mis pequeñas inseguridades para engancharme, te abriste a mí no para que te conociera sino para que entendiera (creyera, en verdad) que eras un ser irrepetible y que yo era especial no por mis cualidades, sino porque tú me habías elegido para compartir tus pensamientos y tus historias.

Para disimular tu egoísmo, te disfrazaste de alma libre. Me confesaste que siempre anteponías tu bienestar antes del de otro, pero de una forma en la que yo me sintiera protegida y fuera del alcance de tu cuchilla. Bueno, hasta ahora.

Digamos que lo del egoísmo fue lo más sincero que jamás me dijiste.

Sin embargo, aunque todo este texto pueda parecer que no es cierto, he aprendido mucho de mí gracias a ti. Ahora sé que dar demasiado nunca está bien, lo mejor es guardarse, esperar, conocer, aceptar y decidir. Sé que nadie puede tener más poder sobre mí que yo. Sé también que quien quiere no es egoísta y que las personas se vuelven incapaces de querer si así se lo proponen.

También aprendí que no vale la pena conformarme, ninguna persona es un premio. Afortunadamente, me di cuenta a tiempo de que sacrificar mi paz por tu capricho no iba a llevar a nada.

Lo mejor de todo es que de esos meses no me hace falta nada, que hoy puedo escribir estas líneas con total tranquilidad, sin pensar en quien las lea, lo que piense de ti o lo que piense de mí. Es la verdad, es lo que pasó, lo que pienso.

Tampoco echo de menos la amistad, si es que alguna vez la hubo. Escucharte hablar de ti mismo ya no es una novedad para mí, menos si ahora tu vida se ha reducido a un trabajo que odias, un apartamento pequeño y una relación que, según tú mismo, ni siquiera se merecía ese nombre. Además, ya que estamos en full disclosure mode, si hubiese amistad al menos sabrías donde vivo.

No te deseo mal, de verdad. Te deseo que aprendas.

¿Cómo íbamos a enamorarnos?

Cómo vamos a enamorarnos si no levantamos la mirada del teléfono.
Si nos hemos visto más las letras que los ojos.
Si no podemos recrear el sonido de nuestras voces.
Si no nos atrevemos a darnos sobrenombres.

Cómo vamos a enamorarnos si nuestra zona de comodidad está cercada por un alambre de púas.
Si no podemos articular un “te extraño”.
Si pasamos el tiempo solos.
Si planeamos futuros distantes.

Cómo vamos a enamorarnos si no nos conocemos los lunares.
Si nos gustamos más de traje que recién levantados.
Si los domingos son días corrientes.
Si la ducha tiene solo una plaza.

Cómo vamos a enamorarnos si estamos tan lejos.
Si no sentimos la distancia porque nunca fuimos cercanos.
Si nuestros viajes no incluyen acompañante.
Si no nos tomamos de manos.

Cómo vamos a enamorarnos si no queremos lo mismo.
Si no compartimos desagrado por las aceitunas.
Si no nos acompañamos para bailar.
Si uno vive en un desierto y el otro va en busca del mar.

26 de diciembre de 2013

La nostalgia es rara

La nostalgia es muy rara ¿no?

La nostalgia es una "bastardita" inesperada que te agarra de repente, te nubla la mente y le pone un filtro sepia a todo lo que ves.

La nostalgia es rara porque te entristece sin pasión. Nadie llora de nostalgia, por eso dura tanto, porque no la puedes drenar.

La nostalgia te quita las ganas de ver hacia adelante y te hace creer que todo lo que hubo en el pasado es incomparablemente mejor que tu presente.

La nostalgia no tiene un detonante, no hay forma de evitarla, pero aprendes a vivir con ella. Por eso, es peligrosa.

La nostalgia es rara porque nunca sabes cuando se irá. A veces logras separarte de ella sin saber como lo hiciste, esto -obviamente- para que no puedas repetir la hazaña.

La nostalgia es rarísima porque puede hacerte añorar algo que jamás tuviste: un lugar, una persona, un amor, tiempo...

La nostalgia es cruel porque te hace creer en la pertenencia. El corazón siempre quiere aferrarse, pero nada -nadie- es verdaderamente suyo y, aún sabiendo esto, la nostalgia le da la sensación de que hay algo que perdió.

La nostalgia es rara porque puede hacer que extrañes por adelantado y engañarte para que no disfrutes el ahora. El saber que algo no durará para siempre puede ser intenso y hermoso, pero la nostalgia te hará pensar en el futuro de añoranza y opacará el brillo del presente.

La nostalgia es como una sirena: cautivadora y mortal. Te atrae con su triste encanto y te adormece el espíritu hasta ahogarte de puro sopor.

La nostalgia es rara porque a veces la buscamos y la usamos como protección. Mientras tengamos la mirada vuelta hacia atrás, nunca vamos a atrevernos a dar un paso hacia el futuro. El futuro da miedo, es incierto y le abre la puerta a cosas terroríficas como el fracaso; pero en el futuro hay sentimientos vivos, hay ilusiones, hay despechos, hay euforia, hay desesperación...

En el futuro hay vida y hacia allá debemos ir, hacia donde la nostalgia no nos guiará. Pero como debemos llevarla, que vaya de pasajera y no de chofer.

21 de enero de 2012

Cuando una canción habla por ti

Somebody That I Used to Know - Gotye feat. Kimbra


Now and then I think of when we were together

(De vez en cuando recuerdo cuando estábamos juntos)

Like when you said you felt so happy you could die

(Como cuando dijiste que estabas tan feliz que podrías morir)

Told myself that you were right for me

(Me dije que eras para mí)

But felt so lonely in your company

(Pero me sentía tan solo/a en tu compañía)

But that was love and it's an ache I still remember

(Pero así era el amor y es un dolor, aún lo recuerdo)

You can get addicted to a certain kind of sadness

(Puedes volverte adicto a cierto tipo de tristeza)

Like resignation to the end, always the end

(Como la resignación al fin, siempre el fin)

So, when we found that we could not make sense

(Así que cuando descubrimos que no teníamos sentido)

Well, you said that we would still be friends

(Bueno, dijiste que aún seríamos amigos)

But I'll admit that I was glad that it was over

(Pero admitiré que me alegré de que se había terminado)


But you didn't have to cut me off

(Pero no tenías que cortarme)

Make out like it never happened and that we were nothing

(Hacer como que nunca pasó y que nunca fuimos nada)

And I don't even need your love

(Y ni siquiera necesito tu amor)

But you treat me like a stranger and that feels so rough

(Pero me tratas como a un extraño/a y eso se siente tan rudo)

No, you didn't have to stoop so low

(No, no tenías que agachar tan bajo)

Have your friends collect your records and then change your number

(Hacer que tus amigos buscaran tus discos y después cambiar tu número)

I guess that I don't need, that though

(Supongo que no necesito eso)

Now you're just somebody that I used to know

(Ahora solo eres alguien a quien solía conocer)

Now you're just somebody that I used to know
Now you're just somebody that I used to know


Now and then I think of all the times you screwed me over

(De vez en cuando recuerdo todas las veces que me jodiste)

But had me believing it was always something that I'd done

(Pero me hacías creer que siempre era algo que yo había hecho)

But I don't wanna live that way, reading into every word you say

(Pero no quiero vivir así, descifrando cada palabra que dices)

You said that you could let it go

(Dijiste que podías dejarlo ir)

And I wouldn't catch you hung up on somebody that you used to know

(Y que nunca te vería con alguien a quien solías conocer)


But you didn't have to cut me off
Make out like it never happened and that we were nothing
And I don't even need your love
But you treat me like a stranger and that feels so rough
No, you didn't have to stoop so low
Have your friends collect your records and then change your number
I guess that I don't need, that though
Now you're just somebody that I used to know

Somebody, I used to know
Somebody, now you're just somebody that I used to know
Somebody, I used to know
Somebody, now you're just somebody that I used to know

I used to know
That I used to know
I used to know
Somebody




19 de octubre de 2011

Quien te quiere no usa comillas

Es lamentable como el decir "te quiero" se ha vuelto un lugar común, una forma ligeramente lejana de demostrarle a alguien que lo aprecias sin comprometerte en algo más profundo, ni involucrarte, ni exponerte demasiado (¡Dios no lo quiera!)

Con que jodida facilidad la gente dice "te quiero" sin siquiera detenerse un segundo a evaluar si realmente lo siente.

Señores, es más cruel "querer" sin sentirlo, que sentirlo y no decirlo.

Querer (sin comillas) es una cuestión que no se puede fingir. Se demuestra, se siente y se vuelve casi tangible.

Quien te quiere no se cuestiona si el tiempo que pasa contigo lo pudo haber invertido mejor en otra cosa.

Quien te quiere sabe lo que vales sin necesidad de que tú o alguien más se lo diga.

Quien te quiere procura tu bienestar antes que el propio, aunque sea en cosas triviales como darte su sweater para que no te dé frío.

Quien te quiere hace planes contigo, no sólo te notifica lo que quiere hacer.

Quien te quiere no separa el tiempo "con los panas" del tiempo contigo, hace todo lo posible porque ambos tiempos puedan convivir.

Quien te quiere no ve el serte fiel como un sacrificio de su libertad, lo hace naturalmente porque no siente necesidad de estar con alguien más.

Quien te quiere te ve como meta, no como una opción.

Quien te quiere te alienta a superarte reconociendo tus virtudes, ofreciéndote ayuda, no señalándote tus errores.

Quien te quiere te respeta y se asegura de que todos lo hagan.

Quien te quiere te hace sentir que, sin importar lo que sea, siempre se puede hablar.

En este momento es donde quiero que el lector se pregunte: ¿A ti te quieren? ¿De verdad quieres a esa persona? Si la respuesta es no, termine con esa relación.

Querer nunca debería llevar comillas, es algo tan simple y absoluto como el color blanco o el negro. No se puede querer a medias, no se puede querer a ratos y nunca se debería querer de mentira.

Eso es todo lo que tengo que decir por ahora. ¡Bienvenida a casa, Laura amargada!

2 de agosto de 2011

Dime por qué peleas y te diré quien eres

PELEA DE UNA PAREJA GRINGA (Los precursores de la relación "abierta")

Él: ... Pero habíamos quedado en que no necesitábamos ponerle una etiqueta a lo nuestro.
Ella: ¿Quieres decir que como no hay un anillo en tu dedo, eres libre de acostarte con quien tú quieras?
Él: No, pero si habíamos decidido que no íbamos a ser "exclusivos"
Ella: Yo sé, pero quiero que me respetes.
Él: ¿Cómo quieres que te respete?
Ella: Al menos ten la decencia de ocultar a las otras mujeres.
Él: ¿Eso te haría sentir mejor?
Ella: Sí.
Él: Está bien ¿Prometes tener la misma decencia conmigo?
Ella: Siempre la tengo.
Él: Perfecto. ¿Vamos a mi apartamento?

* SEXO *

Fin de la pelea



PELEA DE UNA PAREJA EUROPEA (La guerra de los argumentos)

Ella: Habíamos decidido que mi dinero era mío y el que tú ganaras era el tuyo.
Él: Pero tengo aquí el recibo de un par de zapatos que pagaste con mi tarjeta de crédito.
Ella: Y aquí yo tengo la constancia de que aboné ese dinero en tu cuenta bancaria hace 3 días.
Él: ¿Sabías que usar una tarjeta de crédito ajena puede ser considerado un delito federal?
Ella: ¿Sabías que luego de años de vivir juntos nuestra relación puede considerarse legalmente un concubinato y esa acusación perdería validez?
Él: Perdería validez si hubiésemos firmado un acuerdo de bienes mancomunados.
Ella: Sigue sin ser un delito cuando demuestre que el dinero fue abonado de vuelta y que tú sigues teniendo posesión de la tarjeta de crédito en cuestión.
Él: Déjame chequear un momento que tus afirmaciones son verdaderas.
*10 minutos después de chequear los movimientos de su cuenta en línea*
Él: Tienes razón, el dinero sí fue abonado en mi cuenta.
Ella: ¿Damos por acabada esta disputa?
Él: Está bien, ¿Ya es hora del té?

*SEXO*

Fin de la pelea



PELEA DE UNA PAREJA LATINA (Hijos de las telenovelas)

Él: ¡Siempre supe que tus padres no aprobaban lo nuestro!
Ella: Pero, amor, es mi vida y yo decido que hacer con ella... ¡Yo quiero estar contigo!
Él: ¿Qué haremos? Dime qué hacer y yo lo hago. ¡Yo lo doy todo por ti!
Ella: ¡Escapemos!
*Mensaje de texto*
Él: ¿Qué tienes?
Ella: María Victoria me acaba de escribir que te vio besando a Fernanda... ¿CÓMO PUDISTE LUIS DANIEL?
Él: Es que... No... Fue un error, no sabía lo que hacía... Estaba tomado...
Ella: ¡Yo pensé que me amabas y todo era mentira!
Él: ¡Sí, te amo! ¡Fue un error!
Ella: Y yo que pensaba dejarlo todo por ti...
Él: ¿Estás dispuesta a olvidar todos los momentos hermosos que hemos vivido por un chisme?
Ella:... No lo sé
Él: ¡Anda, mi amor! Olvidemos todo... Volvamos a empezar.
Ella: Está bien... Lo haré porque te amo y creo en un futuro hermoso juntos.
Él: ¡TE AMO!

*SEXO*

Fin de la pelea



PELEA DE UNA PAREJA VENEZOLANA ("Una vaina loca")

Él: ¡Coño te dije que no!
Ella: ¡Anda a gritarle a tu abuela!
Él: ¡Yo grito cuando me dé la gana!
Ella: ¡Eres un imbécil!
Él: ¡Tú eres una ladilla!
Ella: ¡JÓDETE!
Él: ¡MÁMALO!
Ella: ¡PAJÚO!
Él: ¡CUAIMA DE MIERDA!
Ella: ¡GÜEVÓN!
*Unas horas después*
Él: Hola.
Ella: Hola.

*SEXO*

Fin de la pelea


Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia y ninguna ofensa de naturaleza racista fue intencionada (no tanto)

26 de julio de 2011

La carta que nunca se escribió

Empecé a escribir este micro cuento de "ficción" el 28 de octubre de 2010, hoy lo rescaté de mis borradores y lo terminé. La mejor forma de terminar una historia es poniéndole un punto final.

Ella se sentó a su escritorio de madera, uno que casi nunca usaba porque la hacía sentirse muy adulta, pero en esta ocasión necesitaba sentirse adulta para lo que iba a hacer.

La noche anterior le había dado muchas vueltas al asunto, había revivido cada momento junto a él, había llorado y había tomado una decisión. Era hora de ponerle punto final al asunto.

Una hoja en blanco le devolvía la mirada ¿por qué no le escribió un e-mail y ya? ¿por qué siempre tenía que ser tan "enchapada a la antigua"? "No" -se dijo- "Tiene que ser una carta".

No sabía por donde empezar, era tanto lo que tenía que decir y sacarse de adentro, que no lograba ordenar las palabras en su mente. Se repetía que no sentía miedo, que no sentía dolor, pero ¡vaya que lo sentía! Sabía que una vez que las palabras abandonaran su pluma y se plasmaran en el papel, no habría vuelta atrás, la relación se acabaría para siempre. No lograba aceptar que era lo mejor para ella.

"¿Cómo hacer lo correcto puede sentirse tan mal?" se preguntaba una y otra vez, a la espera de encontrar una respuesta que implicara dejar atrás esta idea de escribirle todo lo que sentía, de ponerse en evidencia ante él una vez más.

Estuvo contemplando el vacío un rato, aún sentada frente a su escritorio, y sin querer, las últimas palabras que le escuchó llegaron a su mente con vívida resonancia. Aquellas palabras que, sin previo aviso y sin anestesia, destruyeron lo que él fue una vez para ella. Las palabras que le revelaron un engaño.

"Sí, era ella. No quería que te enteraras así. Mi intención nunca fue herirte." Eso había dicho él con la voz ronca y quebrada. Quizás más por la vergüenza de haber sido descubierto que por la certeza de que le estaba haciendo daño.

Ahora las jodidas lágrimas le inundaban los ojos, la hacían sentirse otra vez como una tonta, engañada, débil... ¡Cómo odiaba sentirse débil!

Se secó las lágrimas con determinación. "Nadie merece mi llanto" se dijo. Tomó una bocanada de aire, como quien está a punto de lanzarse al agua, y comenzó a escribir.

Éstas serán las últimas palabras que te dedique, no por rencor, sino porque de verdad deseo olvidar que esto pasó y la única forma que conozco de olvidar algo es borrarlo. Eso es lo que haré contigo, con nosotros (si es que alguna vez existió un "nosotros")

Confieso que no sé por dónde empezar, todavía veo todo lo que está pasando con incredulidad. Siempre creí que esto le pasaba a las mujeres controladoras, a las egoístas que solo quieren ser el centro de atención, a las que no les importa el bienestar del otro. Me equivoqué. A mí, que siempre procuré tu felicidad me pasó igual. Me volví noticia vieja, dejé de ser "interesante". Porque ahora que lo pienso, creo que eso fue lo único que te atrajo de mí. ¡Qué tristeza!

No me malinterpretes, es perfectamente válido, los niños lo hacen todo el tiempo. Dale a un niño un juguete nuevo y por un momento creerá que es lo mejor que ha tenido, que nunca se cansará de él... hasta que vea otro, que no tiene que ser mejor, pero lo deslumbrará por el sólo hecho de estar metido en una cajita y serle desconocido.

Aunque es una justificación infantil, es la justificación que te doy.

Sin embargo, no te perdono. No te perdono que me ilusionaras, no te perdono que me mintieras ni te perdono que me desecharas.

Hay tanto que te queda por aprender y por madurar. Algún día te darás cuenta de que la gente no es sustituible ni eterna. Quienes están hoy a tu lado, no estarán ahí por siempre. Aprovecha, valora y agradece que la vida te pone a estas personas en tu camino, y no las dejes ir... otra vez.

No me voy a llenar la boca diciendo que fui lo mejor que te ha pasado, pero diré con toda seguridad que conmigo lo tenías todo. Es una lástima que no hayas sabido verlo y que ahora lo tengas que dar por perdido.

Aquí es donde la gente suele decir que recordará los lindos momentos sin rencor, pero ambos sabemos que no lo haré y tú tampoco. Lo único que te puedo prometer es no recordarte, y ya eso es pedirme bastante.

Sólo espero, que nunca tengas que arrepentirte de tus decisiones.


Firmó la carta con una letra temblorosa, sentía que estaba firmando un acta de defunción. Este era el fin. Sentía un hoyo en el estómago, quería gritar, quería romper el papel y volver atrás el tiempo... Pero se prometió que lo haría -terminar- y ella nunca rompía una promesa.

Dobló la carta con cuidado, la dejó sobre la mesa, derramó algunas lágrimas, pero esta vez las permitió correr. "Esta será la última vez", se repitió mientras se rendía a esa momentánea debilidad, lloró y se durmió. Mañana será otro día, mañana este final será el comienzo de algo nuevo, el comienzo del camino hacia lo que tanto anhelaba: su tranquilidad.

16 de julio de 2011

De confesiones y situaciones...

No le termino de agarrar el gusto a las confesiones, son como como una noche de tragos: te hacen sentir livianita unas horas, pero al día siguiente te hacen arrepentirte de todo. Así son las confesiones para mí.

Contrario a lo que se pensaría de la dueña de un blog, no soy -nunca he sido- una persona abierta, le huyo a las confrontaciones con tanta dedicación que ni siquiera me gusta hablar por teléfono, mi voz siempre me delata.

Temo que este post termine siendo "uno de esos" -con todo el tono peyorativo que se le pueda otorgar a esa expresión-.

Quizás por esa misma falta de "apertura" es que tiendo a caer en estos momentos de, llamémoslo "saturación emocional". Laura aguanta, Laura es paciente, Laura no pelea. ¿Pero cuánto puede aguantar Laura? La respuesta varía, lo que no varía es que inevitablemente siempre llego a este momento infame.

Quiero gritar, llorar, renunciar, correr, retroceder, esconderme... Todo excepto estar en mi pellejo.

Hoy no me soporto.

Hoy es uno de esos días en los que la ansiedad se aloja en mi estómago. Me hace cuestionarme todas y cada una de mis decisiones, casi hasta la histeria.

¿Por qué me metí en esto? ¿Por qué le creo? ¿Por qué me duele? ¿Por qué es así? ¿Por qué sucumbo? ¿Por qué me aguanto? ¿Por qué lo espero?...

Hoy me detesto porque soy una contradicción. Me entrego al vicio, lo padezco, lo aborrezco y me encanta.

Una parte de mí se ocupa en argumentar en contra de la otra, en arruinar su frágil felicidad con hechos tan contundentes como filosos, que la desollan hasta dejarla expuesta y en carne viva. ¡Mi pobre ilusión de felicidad!

En días como hoy deseo vivir en un cuaderno de matemáticas, que todo sea cuadriculado, cuantificable, con márgenes bien claros y que tenga una solución absoluta. Pero la jodida vida no admite "absolutos".

Odio no saber qué va a pasar, odio no saber qué hacer, pero lo que más odio es saber lo que debo hacer y tener miedo de hacerlo.

Me odio a mí, me odio por lo que hago. Lo odio a él, por no dejarme dejarlo y por enfrentarme a mí misma, a mis descuidos, a mi ingenuidad, a mi exceso de confianza y a mi maldita buena naturaleza.

Lo odio, odio sentirme así, me odio por permitirlo y odio este post.

Confesión y descarga concluída. Espero que esto le pueda servir a alguien más que a mí.


...


Ah sí, hoy me convertí en una locutora certificada de la República, this is me celebrating: ...

5 de marzo de 2011

Disculpas obligadas

Esta es una carta abierta de disculpas dirigida a mi blog. Cualquier parecido con las palabras que hace tiempo quiero oír y nunca llegarán, es pura coincidencia.

Hola, Blog

Soy yo, la desalmada que te ha tenido sin cuidado estos últimos meses. La egoísta que no acude a ti a menos que esté deshaciéndose de tristeza o tenga algún logro particularmente importante que quiera gritarle al mundo. Como verás, reconozco que siempre me pongo a mí antes que tú. Soy terrible.

Confieso que he encontrado placer en otros brazos. Me dan satisfacción inmediata, pero no dura. No son como tú que me permites expresarme, ser tan intensa o tan superficial como quiero, que aceptas mis chistes malos y mis metidas de pata tan bien como aceptas mis breves destellos de brillo. Siempre lo he sabido, sólo he tenido miedo de aceptarlo. No quiero sentir (asumir) que dependo de alguien para sentirme plena.

De alguna u otra forma, todo este tiempo que estuvimos separados siempre he pensado en volver a ti; pero no había encontrado una manera lo suficientemente "grande" para llenar el abismo que se abrió entre nosotros con esta separación. Por eso decidí ser sincera. Siempre he creído que la sinceridad es bien recibida cuando no se tienen reservas en exponer los sentimientos completamente.

Me avergüenza que la causa que me impulsó a volver sea, una vez más, que tengo el corazón maltrecho. Pero me avergüenza aún más que esta vez toda la culpa es mía, porque te olvidé, olvidé lo que vivimos, olvidé todas las veces que acudí a ti llorando con un nudo en la garganta y, evidentemente, olvidé la causa de esos amargos días.

No sé si esto te haga sentir mejor, pero como ves, karma is a bitch y aquí estoy de nuevo arrepentida y con el rabo entre las piernas. Una prueba viviente de que la estupidez femenina no tiene fin y de que el wishful thinking no es sino pura mierda -"Desea todo lo que quieras, carajita, que el mundo se encargará de negártelo"-.

Quisiera prometerte que esto no va a volver a pasar, que aprendí de mi error; pero ya a estas alturas y con todo lo que nos conocemos, sería un insulto de mi parte mentirte de esa forma, ambos sabemos que Laura Carolina no aprende de sus errores.

Lo que sí te prometo con el corazón en la mano -Qué feíto lo tengo ya ¿verdad? Parece Rocky después de la coñaza del ruso aquél- es no volver a caer en este foso. Ni tú ni yo nos merecemos esto. Tú te mereces anécdotas felices y yo me merezco la posibilidad de vivirlas.

Quiero que volvamos a ser nosotros y que esto no sea más que un bache en el camino, que una vez pasado lo podamos dejar atrás.

Permíteme demostrarte que sigo teniendo todas aquellas cosas buenas que te dejé ver una vez y que las malas, aunque usted no lo crea, cada vez son menos. La madurez me ha llegado de a poquito, como un cuenta gotas, pero he absorbido cada una con avidez, para que nada malo nos vuelva a pasar.

Por favor, consigue en tu interior la forma de perdonarme y siéntete en la libertad de cerrarme las puertas por completo si te vuelvo a fallar tan descaradamente, porque sabré que no valgo ni una letra en tu espacio. Pero por lo pronto, estaré aquí para demostrarte que estoy all in, que quiero que esto funcione y que entendí que el único que siempre está - y quiero que esté- para mí eres tú.

Se despide con lagrimitas en los ojos,

Laura

5 de enero de 2011

Primera noche llorona del año

Así mismo.

No quiero señalarme aún como un fraude en lo que a metas de Año Nuevo se refiere, porque no fue que no la cumplí (técnicamente). La resolución era no drama por hombres y me refería a hombres nuevos y dramas nuevos. Este mini-lloriqueo que me agarró de madrugada ya es residente en esta cabeza.

Puedo darme el lujo de echarle la culpa al PMS y a las hormonas enloquecidas que corren por mi cuerpo buscando cualquier pensamiento mal guardado para desencadenar toda su ira en mi pobre mente.

Lo bueno -por ahora lo califico así- de esta llorada es que quedó toda en video. Prendí la webcam y dije en voz alta -alta en el sentido de que proferí palabras apenas audibles- todo lo que le diría a Voldemort si lo tuviese en frente, si hubiese tenido las bolas de agarrarlo por la calle 4 meses atrás y decirle todo lo que sentía sin miedo a nada.

Como dije en el video -que nunca tendrá la dicha de conocer a la red- haberme sacado de adentro todo lo que sentía en ese momento no hubiese tenido ningún otro propósito más que el de poner parte de mi carga en él, para que, en el mejor de los escenarios, se sintiera ligeramente mal por unos instantes y luego siguiera su camino sin mirar atrás -como, de hecho, hizo y sigue haciendo-.

Extrañamente, ahora no puedo evitar preguntarme, si eso hubiese pasado: ¿Me sentiría mejor ahora? ¿Podría recordar lo que pasó y no sentirme herida, como si se tratara de la historia de alguien más? ¿Estaría dispuesta a perdonarlo y a aceptar un trato "amistoso"?

Debido a que todo esto ocurre en un escenario no sólo hipotético, sino ficticio, las respuestas que pueda darles a esas preguntas no tendrían ningún fundamento, por lo que no me desgastaré más buscándolas.

Otra de las cosas que me hicieron detenerme hoy a "vomitar" estos sentimientos viscerales en el blog, fue que me di cuenta de que, apartando las desgarradoras letras de este espacio, nunca me atreví a exteriorizar nada, ni toda la verdad ni a la gente que le pudo haber importado. Me quedé en el blog ventilando mi guayabo, mi ego herido, mis peleas con la soledad, mis "extrañamientos" y todo lo que me apretaba el estómago y me ponía el corazón como una pasita.

Aún ahora, mientras escribo esto, dudo si deba publicarlo. Mi temor a que la gente termine de tildarme de dramática, malpegada, intensa (o peor, "malintensa") es todavía muy fuerte.

¿Qué le voy a hacer si la llaga sigue ahí? Ya no arde y creo que poco a poco cicatriza, pero de vez en cuando la vida se divierte salpicándole un poco de sal. Es verdad, podría morderme los labios en vez de gritar de dolor, pero ¿nadie notaría la mueca? ¿nadie vería los labios sangrando después de tal mordida?

Estoy dando pasos pequeños, no niego que la mejoría es significativa -"¡gracias al Cielo!" dirán algunos- pero no hay un botón de "reset" en las memorias de nadie (¡ojalá!) y yo soy de esas pocas personas que lo poquito que se permiten sentir lo sienten desde la punta de los dedos hasta la médula, por lo que quiero que entiendan que la espinita es profunda, pero que va saliendo y va sanando. All I need is time.


Como evidencia A de que estoy mejor, nótese el cambio en la tónica desde "Somos Recuerdo" a este post y como evidencia B, los remito a la segunda temporada de Sex & The City a este episodio (Carrie se encuentra a Big después de 5 meses y se entera de que está comprometido con Natasha... ¡El muy bastardo!)

18 de diciembre de 2010

Ya no me acuerdo

Esta mañana,
Ya no me acordaba
Cómo tocaban mis dedos
Esa guitarra que era
Para mí tu cuerpo.
Ya no me acordaba lo que sentía
Cuando acariciaba tu pelo.

Ya no me acuerdo
Si tus ojos eran marrones o negros,
Como la noche o como el día
Que dejamos de vernos.
Sólo recuerdo que llovía y que quedamos
En la parada del metro.

Pero haciendo un gran esfuerzo,
Aún veo tu mirada
En cada espejo de cada ascensor
Donde cada noche
Me subí hasta el cielo
De moteles invernadero
Donde se jura algo tan efímero.

Ya no me acuerdo
Ni de tu risa
Ni de tu prisa
Por darme un beso
Ni qué botón
De mi camisa
Desabrochabas primero.
Ni qué rumba me bailabas
Cuando querías robarme el sueño.
Dicen que el tiempo y el olvido
Son como hermanos gemelos
Que vas echando de más
Lo que un día echaste de menos
¿Yo qué culpa tengo
Si ya no me acuerdo?

Pero haciendo un gran esfuerzo,
Aún veo tu mirada
En cada espejo de cada ascensor
Donde cada noche
Me subí hasta el cielo
De moteles invernadero
Donde se jura algo tan efímero
Y tan eterno.

Ya no me acuerdo,
Ya no me acuerdo...

(Ya no me acuerdo - Estopa)

7 de noviembre de 2010

Confesiones desde el foso

Hace días que tenía ganas de escribir algo, tenía la necesidad, más no el tema. Me sentaba frente a la computadora, iba a Blogger, Nueva Entrada y nada. Me quedaba viendo el cursor titilar sin escribir una palabra, pero el nudo en mi garganta permanecía.

"¡Necesito escribir algo, Dios mío!" -me gritaba en mi mente, pero no lograba nada. Ni escribir ni entender qué era esa sensación de tener algo atascado entre la mente y el corazón que se negaba a salir.

Pasé mucho tiempo intentando convencerme de que ya estaba bien, de que el tiempo está haciendo su trabajo y que, poco a poco, estaba volviendo a ser la misma Laura de siempre. Falso. Nadie puede mantenerse siendo "el mismo" luego de vivir ciertas experiencias en la vida y yo no soy la excepción.

No me puedo quejar con respecto a mi vida últimamente, he tenido muchísimas satisfacciones: saqué 20 en mi tesis, dos cortos en los que participé fueron proyectados en un conocido local de Caracas, he conocido mucha gente nueva, me han invitado a salir y en líneas generales me he tomado la vida con una actitud bastante positiva.

Siempre he considerado que uno de mis peores defectos es ser inconforme -no quiero decir que la conformidad sea buena tampoco, pero creo que a veces espero demasiado de la vida- y a pesar de todas las bendiciones que recibo día a día, de las pequeñas cositas que me hacen sonreír y de toda la gente que me hace sentir que valgo la pena; no puedo evitar recordar que tengo una herida que, aunque ya no sangra, todavía no cicatriza.

Confieso que en esos momentos que bajo la guardia, me viene a la mente algún recuerdo seguido por el inevitable sentimiento de traición. El mismo que acompaña cualquier desengaño.

No, no lo extraño ni me hace falta. Pero el mal sabor que me dejó toda esta experiencia permanece, unas veces más intenso que otras.

Confieso también que aún se me atragantan las preguntas y las palabras que nunca me atreví a hacerle. Son tantísimos los "¿por qué?" y muchos más los "¿por qué a mí?". Me dije a mí misma que escribiría todo lo que aún quería decirle, sin censurarme, lo guardaría y lo olvidaría; pero ni eso he podido hacer. Temo tener que enfrentarme cara a cara con la desilusión y darme cuenta, una vez más, de que no significaba NADA en su vida. Esa creo que es la peor parte.

A veces también me pongo a pensar en que mi error no fue creerle, sino creerme que era suficiente para llenar sus expectativas cuando nunca lo fui, por la simple razón de que nunca me quiso realmente a mí sino a ella. Este tren de pensamiento inclemente siempre termina con "¿Qué tiene ella que no tenga yo, si ella nunca lo quiso como yo y nunca estuvo para él como lo estuve yo?"... La respuesta aún no la consigo y creo que es mejor así.

Tal como lo predije, estoy de nuevo estancada en mi inconformidad. No aparece nadie que me mueva el piso, nadie que me provoque maripositas en el estómago, nadie que me haga levantarme con una sonrisa en las mañanas. Estoy otra vez buscándome amores imposibles para no enfrentarme con los hombres reales, convenciéndome todos los días de que el que quiero es el que no puedo tener cuando, muy seguramente, es mi cobardía tomando posesión de mi vida y mis decisiones.

Por un lado, estoy segura de que sí quiero querer otra vez y por otro, temo profundamente exponerme a otro desastre emocional.

Le agradezco a Dios por todas las cosas buenas que ha puesto en mi camino, por las lecciones aprendidas y por la gente que me ayuda sistemáticamente a levantarme. Pero también pido perdón por ser una tonta, por seguir sufriendo y por seguir ahogándome en preguntas que nunca tendrán respuesta.

De verdad quiero estar mejor, sólo que cuando se cae y se recae en el foso, los ojos se acostumbran a la oscuridad y salir de él se vuelve una tarea mucho más larga y ardua de lo que se pensaba. Y él es mi foso.


24 de septiembre de 2010

Corto-le-traje #2



Es un hecho, a la gente se le pueden encoger los ojos de tanto llorar.

Lo sé... Me pasó.

Antes, sólo se me veían los ojos chiquitos cuando sonreía. Ahora, se ven encogidos siempre.

Quien haya dicho que llorar es el mejor remedio, no sabía nada de la vida.





17 de septiembre de 2010

Somos recuerdo

Porque requirió toda mi fuerza de voluntad tomar la decisión de terminar con esto. No es fácil para nadie aceptar que no es más que un juego, una opción en un mar de alternativas y que no es siquiera la primera en la lista.

Porque cuando uno se acostumbra a echarse encima el peso de una relación, termina creyéndose que tanto lo bueno como lo malo que pasó fue por un acierto o un error propio. Cuando la verdad es que no lo fue.

Porque es difícil luchar contra el intenso deseo de querer y ser querido. Pero cuando la razón te cachetea la cara, lo mejor es hacerle caso, meter los sentimientos en un frasco y lanzarlo al mar, donde no pueda hacer daño.

Porque todo el mundo tiene una manera de sentir y actuar distinta, pero nadie tiene la solución a lo que uno está sintiendo. Absolutamente nadie te puede aflojar el nudo que te estrangula la boca del estómago cuando lo recuerdas, nadie te va a inyectar el aire que se te va cuando escuchas su nombre, nadie te va a levantar de tu cama cuando sólo quieres quedarte ahí y dormir hasta que todo pase.

Porque el mejor consejo que a uno le pueden dar es "haz lo que tú quieras hacer" y eso es -técnicamente- lo que se debe hacer. Partiendo de que lo que uno QUIERE no lo puede tener, se hace lo que no se quiere hacer, pero al menos es por iniciativa propia.

Porque cuando uno se entera de que aunque se está mejor sin el otro, el otro parece estar mejor sin uno, la cachetada duele casi igual que la primera vez.

Porque si el principio funciona para las enfermedades, los vicios y las curitas adhesivas, vale la pena aplicarlo. Hay que cortarlo de raíz y de un solo tirón. Todo sea por sanar.

Por todo esto, es que decidí terminarlo. No somos pareja, no somos amigos, sólo somos recuerdo.

13 de septiembre de 2010

Mi vida según Charles Dickens

Si no han estado viviendo debajo de una piedra el último siglo, deben conocer el famoso cuento "Canción de Navidad" de Charles Dickens. Es esta historia que relata la vida del tacaño banquero Scrooge, su desdén hacia las festividades navideñas y la visita que le hacen, en Nochebuena, los 3 fantasmas de las navidades.

Este cuento ha sido reproducido millones de veces en teatro, televisión y cine... Lo que nunca se me ocurrió es que mi vida se convertiría en una versión cruel y satírica de ese cuento.

Como todos los humanos por encima de los 16 años, yo también tengo mi pequeña lista negra de "Voldemorts" (they-who-must-not-be-named) y hasta la fecha, van 3... ¿Casualidad?

Al igual que a Scrooge, a mí se me aparecieron mis propios fantasmas, todos en una misma semana y sin razón aparente.

Primero, el primero: El fantasma de la no-relación pasada (de cuando yo tenía 17 años y era la inocencia pura),

Mi casa un día cualquiera, por mensajes de texto.

Él: "Hola Lau, tanto tiempo sin saber de ti... Mira ¿estás trabajando en [Lugar de trabajo]?"
Yo: "Hey... Sí... ¿Por qué?"
Él: "¡Oye que fino! Es que [Nombre] está trabajando ahí y me dijo que le habían presentado una Laura y te asoció conmigo..."
Yo: "Ah... ok... No sé quien es [Nombre], no recuerdo que me presentaran a nadie"
Él: "Bueno, igual podríamos cuadrar un día que yo pase por allá y almorzamos ¿te parece?"
Yo: "Ok, puede ser... Por cierto ¿[Nombre] no es que si... tu novia?"
Él: "Sí... "

- Fin de la conversación-


Luego, el segundo: El fantasma de la no-relación pasada que se niega a morir. (Hace un poco más de un año que se acabó, una semi-relación tormentosa y complicada, mi primer "No eres tú, soy yo")

Reunión social X, varios tragos encima:

Él: "... Bueno, pero él es un guevón... tú te mereces algo mejor."
Yo: (pensando) ¿Cómo fue que llegamos a esta conversación?
Él: "¿Te acuerdas cuando [Recuerdo muy cursi]? Sí la pasábamos de pinga antes ¿no?"
Yo: (pensando) Again... what?
Él: "¡Pero acércate, vale!... Estás muy callada ¿En qué estás pensando?"
Yo: (pensando) ¿Lo hago o no lo hago? ¿Lo hago o no lo hago?
Él: "¿Aló?"
Yo: "¿Tú no me dijiste hace unos días que andabas malpegado con tu ex?"
Él: "Sí... ¿y?"

- Fin de la conversación -


Por último, el tercero, el más reciente, el peor, Voldemort himself: El fantasma corpóreo de la relación que me joderá en el futuro. (Esta historia ya es archi-conocida por el público lector, es innecesario identificarla)

Domingo, sola en mi casa viendo televisión, por Blackberry Messenger:

Él: "Hello"
Yo: "Hi"
Él: (conversación miscelánea sobre cualquier cosa) "Yo sé que la cagué contigo"
Yo: "Vaya que sí..." (comentarios desgarradores)
Él: (comentarios intensos de arrepentimiento) "... y lo peor es que yo sé que aunque te lo pidiera, no me darías otra oportunidad"
Yo: "No lo sabes..."
Él: "Bueno... vamos a intentarlo"
Yo: "¿Intentar qué?"
Él: "Bueno, vamos a vernos... a ver qué tal..."
Yo: "¿A ver qué tal qué?"
Él: "O sea... Tranquila... No hay apuro... Yo necesito estar tranquilo ahorita... En paz"

- Fin de la conversación -


(Ojalá hubiese sido fin de la historia, pero esa tragicomedia ameritaría otro post)

En fin, ahí está la versión "dickeniana" de mi vida no-tan-amorosa. Evidentemente los eventos no sucedieron tal cual los relato. Pero por más desagrado que pueda sentir hacia algunas de esas tres entidades, siempre es bueno permitirles un poco de dignidad no revelando al 100% sus descaros.

Sin embargo, en palabras del pequeño Tim: ¡Y que Dios los bendiga a tooooooodos!

... NOT!

24 de agosto de 2010

La Guerra de los SESOS

Ando ahorita metida en una lucha interna bien heavy. Inesperada, por demás.

Cuando pase la tormenta, volveré a centrarme y seguiré encaminando mi mente hacia dónde sea que me toque. Por ahora, me disculpo de antemano por lo que pueda venir por ahí.

Aquí les dejo una imagen bien explicativa:


Pronto estaré anunciando al ganador.

19 de agosto de 2010

Karma goes both ways

Confieso que cada vez que me entero (siempre sin querer, porque en serio prefiero no saber de ti) de que te cayeron las 7 plagas de Egipto, al contrario de lo que la gente piensa, no me alegro ni un poquito.

Soy de esas pendejas que luego de sufrir ataques de migraña por la rabia que da recordar como le llenaron la cabeza de PAJA y la dejaron ante el mundo como una ESTÚPIDA, todavía puede sufrir bajas de tensión por la preocupación de no saber si estás bien o no.

Soy de las pendejas que casi clavan el parcial más maldito de toda su carrera, porque 30min antes de entrar al salón se enteraron que te robaron hasta el alma a punta de pistola.

Soy de las pendejas que encierran a su sentido común en un closet y van y te escriben por Facebook desde su Blackberry para saber cómo estás, a pesar de que se juraron a sí mismas no hacerlo más nunca y sabiendo que, en efecto, responderías con un muy poco elaborado "tranqui, todo bien".

Soy de las pendejas que aún -no siempre, pero casi- se levantan a revisar el celular esperando un mensaje que le diga que AL FIN el Espíritu Santo te iluminó y te diste cuenta de que LA CAGASTE.

Soy de las pendejas que aún se preocupan porque no te estreses con las cosas del trabajo, que te ofrecen ayuda y que se les pone el corazón como una pasa cuando se tienen que despedir de ti.

Soy de las pendejas que cuando te ven les tiemblan las manos y no te ven a la cara para disimular que se les pusieron rojas hasta las orejas y que tienen los ojos aguados.

Soy de las pendejas que huelen tu colonia, se les acelera el corazón y se les abre un hueco en el estómago.

Soy de las pendejas que evitan pensar que en cualquier momento te va a llegar otra, porque es causa de llanto seguro.

Soy de las pendejas que se prometieron dejar de poner la cómica ventilando su guayabo, pero aquí están.


Así que mientras tú te recuperas de tus robos, tus enfermedades, tu estrés laboral y tus almuerzos solo; por aquí hay otra de esas pendejas que también la están pasando MUY mal.

(Aunque usted no lo crea, este post fue concebido de una manera muy distinta, pero así salió al final. My bad!)

13 de agosto de 2010

No-tan-sutiles indirectas

Esta entrada, como la estoy concibiendo en mi cabeza, viene a ser algo así como un servicio público. Tanto para mujeres, como para hombres.

Inevitablemente, en las relaciones amorosas/me-gustas/resuelve/platónicas siempre estamos en alguno de estos status: interesado(a), malpegado(a), el(la) que rechaza o rechazado(a). Lo importante es saber qué vela cargamos en ese entierro (o si no cargamos ninguna, porque también se ha visto el caso)

La fórmula perfecta: Cuando se encuentran dos interesados.

Amigo, amiga: si el objeto de su deseo está interesado en usted, no es necesario que lo analice mucho, las señales son muy claras.

Si te escribe/llama con cierta frecuencia, está interesado. Si te cuenta de su día o te pregunta por el tuyo, está interesado. Si se ofrece a ayudarte cuando tienes un problema a pesar de que no lo pides, está interesado. Si te invita a salir, está interesado. Si te recuerda las cosas que le dices con bastante detalle, está interesado.

Si este no es el caso de su potencial media naranja, deje eso así y vaya a echarle los canes a otra víctima.

Los malpegados o los ciegos-sordos-mudos

Son los que se agarran del más ínfimo detalle de atención hacia su persona como si fuera una propuesta de matrimonio. Es triste, pero hasta cierto punto comprensible. (¡Ay vamos! ¡No nos engañemos! Quien no haya estado malpegado nunca que tire la primera piedra)

El catch aquí está en saber reconocer cuando estás en esta penosa situación. Así que citaré algunos ejemplos extraídos de la vida real (¡Hey, hey! No he dicho "mi vida")

Si le haces caso a tu mente cuando te dice "Escríbele, ¿qué puedes perder? a todo el mundo le gusta que se acuerden de uno" y vas y le haces caso, es MUY probable que estés malpegado(a): cuando tienes que pensar mucho antes de hacer algo, es porque algo dentro de ti te dice que no deberías hacerlo.

Si te has "cachado" soñando despierto(a) con la otra persona, imaginando lo genial que sería si estuvieran juntos -o peor, lo genial que SERÁ cuando lo estén- es probable que estés malpegado(a)

Si te emocionas cada vez que te escribe/llama así sea para pedirte el número de teléfono de otra persona, estás malpegado(a)

Lo importante en esta situación es saber cuando parar, si no está recibiendo las señales indicadas o está ignorando las señales que le indican que usted no es la persona amada, es momento de echarse solvente y remover ese malpegue.

La tarea difícil: El(La) que rechaza

En este status no hay realmente una forma de salir airoso o de proteger los sentimientos del otro. Es, sin duda, la tarea más incómoda y es importante que usted asuma con dignidad y voluntad férrea el barranco por el que se está lanzando. De este punto en adelante, usted no será una persona grata.

Primero, es importante tener en cuenta que la salida más fácil -huir o "hacerse el paisa"- no es necesariamente la más efectiva. Siempre habrán malpegaditos que tomarán eso como un código para "sé más perseverante".

Segundo, inventarse un pretendiente, puede que desemboque en un enredo de mentiras que le pueden explotar en la cara y dejar los sentimientos de la otra persona aún más heridos.

Lo que yo recomiendo en estos casos, si las sutiles indirectas (no te contesto, no te escribo, no te llamo, no muestro interés esn lo que me dices) fallan, es ser brutalmente honestos. Es mejor arrancar la curita de un halón.

Después del terrible baño de agua fría, viene la parte de la fuerza de voluntad. Entienda que la persona herida NO QUERRÁ SER SU AMIGA y que el que usted crea que brindándole "su amistad" le está haciendo un bien, no implica que necesariamente así sea. Espere que las heridas sanen y todo vuelva a su equilibrio natural.

El que lo siente al doble: El(La) rechazado(a)

No es la mejor forma de llamarlo, no es el mejor status en el que se puede estar, pero es un paso inevitable hacia el aprendizaje.

Sabemos lo mal que se siente ser el que escucha "no eres tú, soy yo, pero podemos ser amigos", pero es bueno saber que el vaso siempre está medio lleno.

El que le hayan dado el ultimatum duele, pero no le deja sabor a culpa ni a remordimiento. No se pregunte "qué habría pasado si...", alégrese porque le dieron luz verde para un nuevo comienzo. Lo mejor es lo que pasa.

Simplemente entienda que si la persona no era para usted, es porque hay otra que sí lo es (o al menos le será más beneficiosa) y afortunadamente, le dejan el paso libre para que llegue. No hubiese sido feliz en una relación mediocre con alguien que se conforma.

Dése un tiempo para autoexaminarse. Vea cuáles pueden haber sido sus errores. No tenga miedo. Corríjalos y aprenda a quererse tal cuál es.


Ya en una nota menos de autoayuda. Es básico en Relaciones 101 que uno siempre tenga por delante que conformarse está mal, que todo el mundo se merece querer y que lo quieran, y que hay que tener las suficientes BOLAS para aceptar cuando hay que dar por perdida una batalla, reagruparse y esperar por la siguiente. No hay nada más rico que un buen reto.

31 de julio de 2010

La metáfora perfecta

Él: A mí me gusta comer, pero a veces me aburro de comer lo mismo.
Yo: ¿Cómo así?
Él: Por ejemplo, me gusta el jamón de pavo... pero si lo como mucho tiempo me fastidio, tengo que comer otras cosas.
Yo: Entonces me pintaré el cabello y me haré cosas para que no te aburras de mí.
Él: (risas) No me voy a aburrir de ti, es sólo con la comida.

Cómo que el pez sí muere por la boca, ¿no?


Gracias a esa conversación, que por alguna razón me quedó grabada con calidad HD en la cabeza, es que he llegado a formular la Teoría del Jamón de Pavo (o de por qué me considero charcutería)

1. El jamón de pavo es más caro que el jamón de pierna, el de cochino o lo que sea.
(No está al alcance de cualquier comprador)

2. Es carne blanca.
(Sí, soy bien pálida)

3. Es lo más sano que le puedes echar al sandwich -de tu vida- sin dejar de ser carne.
(Te gusta, te llena y te conviene)

4. Va bien con cualquier salsa picante.
(Lo sana no me quita lo bailaá)

5. Se hace con la mejor parte del pavo, mientras que los demás se hacen con los residuos.
(Calidad)

6. Se puede comer frío, ahumado, solo o en ensaladas.
(Versátil)

7. Tiene un contenido graso mucho MUCHO menor que el jamón normal o cualquier otro embutido.
(Sin daños a largo plazo o "buena mano")

8. Por su constitución, es uno de los embutidos de mayor duración.
(Está para ti por más tiempo y sin perder la paciencia)

9. No causa alergias ni es tratado con aditivos químicos.
(What you see is what you get)

10. Es menos propenso a transmitir enfermedades.
(Sin un rabo de paja que le haga daño a nadie)


Una vez me dijeron que las relaciones se pueden ver como un desayuno continental -tostadas, huevo y jamón. En él, el huevo está involucrado, pero la carne está comprometida, porque para llegar ahí un animal tuvo que morir.

Sé que puede parecer un símil muy poco "glamouroso" esto de compararme con fiambre, pero para mí sigue siendo la metáfora perfecta.

Él estaba involucrado, yo fui el jamón de pavo.

28 de julio de 2010

Un banquete freudiano

En su teoría del psicoanálisis, Sigmund Freud distinguió tres niveles del "aparato psíquico" de los seres humanos: el ELLO, el YO y el SUPERYÓ. El primero ligado a los instintos y las funciones inconscientes, el segundo a los deseos y los pensamientos conscientes, y el otro encargado de los pensamientos morales y éticos que median con la vida en sociedad.

En teoría, estos tres niveles se complementan y trabajan en armonía... Pero, en mi caso, he llegado a creer que mi Ello, mi Yo y mi Superyó viven en una especie de Celebrity Deathmatch que nunca termina.

De esta contienda interminable, sin duda, sólo pueden salir malas decisiones.

ELLO: "Estoy sola"

YO: "Si le escribimos... sólo para saber cómo está..."

SUPERYÓ: "¡NO! Vamos a poner la torta si le escribimos"

ELLO: "Sigo sola"

YO: "Sería sólo un saludo cordial, no nos afectaría"

SUPERYÓ: "Sí nos afectaría ¡No le vamos a escribir!"

ELLO: "Pero estoy sola"

YO: "¡NOS ESCRIBIÓ! ¡HAY QUE RESPONDERLE"

SUPERYÓ: "Pero vamos a tardarnos, no queremos que sepa que nos emociona"

ELLO: "RESPONDER"

YO: "¡Nos quiere! ¡Nos quiere!"

SUPERYÓ: "¡No nos quiere! ¡No nos creamos nada!"

ELLO: "Volverá"

YO: "Quizás si lo tratamos bien, todo se arregle"

SUPERYÓ: "No vamos a tratar bien a nadie, ya esto se acabó"

ELLO: "Se fue"

YO: "Pero si sigue ahí es por algo..."

SUPERYÓ: "... Puede ser por culpa, lástima, cortesía... Pero no nos quiere"

ELLO: "Cuando nos quería..."

YO: "... Si es que alguna vez nos quiso..."

SUPERYÓ: "... Ya eso se acabó."